cuento breve o microrelato de terror La Lanza
Despierto de madrugada. ¡Agg! El aire, no tengo aire. Los pulmones, mi pecho. No tengo aire. Un dolor terrible. No hay luz. Intento incorporarme. Logro levantar un poco la cabeza. Estoy en mi habitación, eso lo sé. Este dolor lo invade todo. ¡No puedo moverme! Las costillas se levantan y hunden con violencia, ¿qué…? ¿Es un ataque al corazón? ¿Me estoy muriendo? No entiendo. El dolor… No puedo pensar en nada, ni siquiera puedo mover los brazos. La ansiedad licua mis sesos. Las manos. Logro abrirlas y cerrarlas pero no despegarlas de la cama. ¡Dios! Miro. Apenas vislumbro una oscuridad absoluta y eléctrica. Estoy clavado. Noto como si me hubieran atravesado con una gran lanza, un asta que atraviesa mi carne, mi pecho, justo por debajo del corazón y sigue, hasta hundirse en el suelo del dormitorio.
Al lado duerme mi mujer, aunque no la distingo. Intento gritar pidiéndole ayuda. Ni siquiera puedo hacer eso. Un hilo de voz sale de los labios, un pitido inaudible. Ella duerme, yo estoy muriendo a su lado.
Me revuelvo, tuerzo el cuello, me ahogo sin remedio. Nada. Me agito en la inmovilidad. Aúllo sin que nada se escuche. Debo tranquilizarme, de ser un ataque de miocardio ya estaría muerto. Lo mejor es no moverse. ¿Esto es el final, así? La mancha del dolor se ha extendido. Inspirar es un esfuerzo agónico. En cambio, a ella la escucho respirar plácidamente. Incluso diría que Verónica ronca un poco. Me quedo quieto, muy quieto unido a esta lanza que me desgarra. Debe de ser enorme, la lanza de un Titán. Ella, cuando se despierte, me ayudará. Llamará a una ambulancia, hará algo. Espero. Espero.
La luz de la madrugada llega, brumosa, y con ella un nuevo silencio. Se intuye el color del cielo, violáceo o carmesí, allí fuera. Respiro con cuidado, sintiendo a cada exhalación la dureza de la lanza. Se mueve con dulzura protegida por la suavidad de las sábanas. Creo que me queda un suspiro. Hace horas que ni tan siquiera me atrevo a mover la cabeza. Respiro con los ojos abiertos, fijos en el techo. Esperando. Las primeras luces se esparcen de la ventana al interior, hiriendo la opacidad. Esbozo una sonrisa dolorida. Ella se incorpora de la cama. Se asustará cuando se dé cuenta de que yazgo a su lado, con una lanza clavada. Se levanta de espaldas a mí, pisa el suelo. Camina hacia el armario y saca una blusa azul para cubrir su dulce desnudez. ¡No me ve! Grito en vano, levanto la cabeza con desespero. Está a punto de salir de la habitación, de irse, de marcharse. De pronto, se gira y me mira. Su expresión es un vacío terrible. Se acerca, con los ojos húmedos, y pasa sus dedos por la almohada, alisándola, antes de desaparecer por la puerta.
Un Hopper para un cuento opaco. Este cuento de terror está incluido en "37 Relatos para leer cuando estés muerto". Todos los derechos en el reservado. |
Mmm qué bueno. Qué real. Qué sensación de agobio y desesperación y de resignación y calma y aceptación después,al saberse muerto.
ResponderEliminarMe ha encantado la escena. Me has creado dudas y he llegado hasta el final compungida y al final...también, como el protasgonista, aliviada porque ya no hay nada que hacer.
Sólo una curiosidad: que música le pondrías a ésta estupenda història???
ResponderEliminarAina, gracias por el comentario. Celebro que te haya gustado, hay un detalle más en el final. No sé si he sabido reflejarlo.
ResponderEliminarBitter, pues, pensándolo, le pondría "La Muerte y la Doncella", y eso que de estas músicas no sé nada. La tengo en el perfil, por cierto.
Saludos.
¿Espectro?
ResponderEliminarTensión, dolor, miedo... mezcla terrorífica!
Un saludo desde las trincheras!
Pretérito.
ResponderEliminarYes, Masters. Estar o no estar, esa es la cuestión.
ResponderEliminarAhhh. Estremecedor. Me ha encantado. Agónico, asfixiante. Doloroso y helador, como una lanza.
ResponderEliminarGracias.
Me ha encantado
Bs
Gran relato. En verdad pude vivir la angustia de ese ¿fantasma? Me recordó a esas historias de hombres que reviven, una y otra vez, el momento de su muerte, especialmente cuando son traumáticas. No saberse muerto, debe ser una angustia terrible, aunque por mis creencias no creo en fantasmas. Tras la muerte no hay dolor. Ya no. El dolor existe en este mundo. Lo que viene despues no tenemos idea.
ResponderEliminarYo sentí dolor y como si me ahogara por la imposibilidad de que ser escuchado, por todo lo que le estaba aconteciendo al protagonista, que no estaba. Me ha querido doler el pecho, te lo prometo. Muy buen relato, llevar a uno a sentirlo en las carnes estas sensaciones.
ResponderEliminarUn abrazo enorme Igor y muchas gracias por tu presencia.
Andri eso de "presencia" va muy bien con lo del relato. Gracias por comentar. La idea era transmitir el miedo y la angustia. Puede ser un enfermo, alguien que sufre un ataque, alguien que siente que se está muriendo.
ResponderEliminarSaludos.
Buenas Kensan, pues es esto. El relato versa sobre la impotencia de un fantasma.
ResponderEliminarQue quiere, que desea pero no puede acercarse a su amada, que está en el mundo de los vivos, y por tanto en otro plano.
Seguro que alguien se habrá sentido así alguna vez.
Gracias por la visita. Saludos.
"Despierto de madrugada. ¡Agg! El aire, no tengo aire".
ResponderEliminarMenudo comienzo para el cuento "Made by Igor" que más me ha gustado. Lo más importante (pegar con superglú los ojos del lector a las líneas) lo has conseguido de más y de sobra, con maestría. Frases sencillas que describen una situación que transmite una angustia sin precedentes. ¿Qué se piensa en situaciones similares? ¿Qué se piensa cuando se sospecha el final inminente? Y joder, encima alumbrándolo de la omisión en el hacer de la esposa, en su torpeza e ignorancia pero dulce final. Mejor así. Sin apenas explicaciones. Lo importante era lo otro.
Me ha embelesado. Lo admito.
Un abrazo.
Amadas y fantasmas que persiguen a su amada. Hay algo más romántico y gótico?
ResponderEliminarBuen ritmo. Palabra y punto palabra y punto. Bombo y charles, bombo y charles, para no soltar al lector.
Buen relato !
Bombo y charles, tiki-taka, pim-pam a la pared y pim-pam a la pared. Cada vez que te veo, Chus, pienso que debería experimentar un poco. Me estoy volviendo clasicón, y aún no estoy bajo tierra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buenas Agustín,
ResponderEliminarAdosados con el superglú. Creo que se siente mucha impotencia. Te mueres y no puedes hacer nada. Una pequeña vida que se va. ¡Por eso hay que beber la cerveza como si no hubiera otra! ja, ja. Me está afectando la calor. No razono, veo cosas en los rincones de la casa, al lado del ascensor no hay nadie. Nunca pasa nadie. Oigo los vecinos hacer la mudanza, paseo hasta el puerto, allí las gaviotas me llenan con sus gruñidos. Hay una luz que se enciende y se apaga, se apaga....
Hola Igor, leo el cuento i me pregunto: quien ha abandonado a quien? O quizas vale el refran: que fue el primero, el huevo o la gallina? O,mas senzillo aun, es un nuevo anuncio de problemes conjugals?
ResponderEliminarMuy bueno el cuento. "su dulce desnudez". Me gusta ese adjetivo con todo lo que dice.
ResponderEliminarComo experta en espectros (Remember my Ghost?) Me uno a la opinión mayoritaria. Este relato es muy, muy bueno.
ResponderEliminar¡Felicidades!
Diooos que ansiedad =S y no me esperaba el final... Buenísimo!
ResponderEliminarUn buen final para un relato tan cardíaco, tan acuciante, con ese estilo, sobretodo al principio, de frases tan cortas y tan eléctricas -como trayazos, los del dolor por la lanza-.
ResponderEliminarTrayazos. Esa palabra hubiera ido muy bien. La había olvidado.
ResponderEliminarGracias pr comentar.
Un cuento helado para combatir el calor. Ahhh. Y sospecho que las lanzas existen.
Saludos.
Excelente relato Igor ...me ha encantado ...y bueno .....esta muy bueno para hacerlo cortometraje ..... piensa en ello .... comienza con la musica ...Michel
ResponderEliminarwww.micheldeb.tk
www.lamalapoesia.tk
Me ha encantado el relato. Me gusta sobre todo el paso entre el penúltimo párrafo y el final.
ResponderEliminarLa tranquilidad que emana la espera de él, la seguridad en que ella le ayudará y que no pasará nada... y luego el vuelco del final, de nuevo la desesperación y esa sensación al final de resignación. Me gusta.
gracias Igor.
Me dejas de piedra con esto. Hace unos meses tuve una embolia pulmonar que me provocó un infarto. Ni yo misma pese a haberlo vivido podría haber descrito tan bien esa sensación. Es acojonante, lo has descrito tal cual lo viví, sólo que en mi caso duró menos tiempo y al momento me desmayé. Eres un crack ASÍ de grande.
ResponderEliminarTe felicito de veras.
Voy a echar un ojo a esa entrevista que te hicieron y ahora te digo.
(y siento las ausencias, entre las vacaciones y que estoy hasta arriba de curro...)
Besoo
hola Michel. Pues tienes razón con lo del corto. Pero no es mi campo, así que yo no podría hacerlo. Pero estaría bien que alguien se animara. ¡Estaría genial!
ResponderEliminarFroidwood (bienvenido), ¿cuántas veces hemos esperado algo con total seguridad y luego nada? Aahhh. Tiene un punto el relato de reflexión sobre el vivir, más allá del terror.
Saludos.
avillarin,
ResponderEliminarMe animas un montón. Me confieso. El relato tiene una base real. De hecho, me ocurrió algo parecido y como a ti, no duró hasta la madrugada. El final del cuento es literatura fantástica, claro, pues no soy un fantasma. Quizás está noche o de aquí a mil noches. Hoy no. En mi caso fue una rotura fibilar del pecho junto a una aguda pneumonía. Ya ves.
Gracias por pasarte. Hasta pronto.
El otro día dije ahogo sin darme cuenta. Estaba yo pensando mientras escribía y salió decir ahogo, pero perdona tú ese gazapo que (ay, me río)...
ResponderEliminarEres gracioso. Un beso enorme.
No me pierdo tu última entrada, pero será para la noche dominicana, pues tengo he de hacer cosas ahora y luego me voy a un taller literario que estoy haciendo. Ta luego!!!!
ResponderEliminarVaya por delante que mis estilos de historia de terror preferidos serían los de Henry James o Alan Poe.
ResponderEliminarEcho de menos una introducción. Algo para dar ambiente o facilitar la empatía con el protagonista. Una vez metidos en la trama, fluye estupendamente, pero al arrancar con tanto empuje yo he empezado algo rezagada. No sé si me explico bien.
Por otro lado, un gazapo: "yazgo a su lado, con una lanza calvada." En un artículo corriente no se nota tanto, pero cuando cuidas tanto el estilo se nota más :-)
Miércoles, un beso muy fuerte.
ResponderEliminarPor favor, por favor, cualquier gazapo o fallo que encuentres, o críticas como la que haces (muy comprensible...), si tienes paciencia, no dejes de remarcarlas.
El teclado es un elemento subversivo que debe ser sometido, y ya ves, el mío va por libre.
Un abrazo.
Buenas, Igor. La primera parte, el primer párrafo, se me hizo algo pesado al ser frases tan tan cortas. Luego fue fluyendo todo y, qué decir, ¡ese final es increíble!
ResponderEliminar«Se acerca, con los ojos húmedos, y pasa sus dedos por la almohada, alisándola, antes de desaparecer por la puerta».
Dan ganas de llorar con esto.
No consigo comentar en el blog de Pilar, lo intenté ayer y lo he intentado hoy. Ese es esta vez el lugar, pero parece que mi ordenador no lo entiende.
ResponderEliminarSólo decirte que la entrevista es muy buena, que
compraré el libro cuando salga "a lo tradicional" y que ya te diré entonces lo que me ha parecido. De momento por lo que nos has ido avanzando por estos lares pinta bastante bien.
Por cierto, siempre imagino el rostro de las personas que escriben lo que leo; el rostro que imaginaba no se parece al de las fotos ;)
Besos
(las personas jóvenes que como tú o como yo tienen o han tenido ciertos problemas de salud afrontan y ven la vida de una manera especial. Pero eso tú ya lo sabes)
Hasta pronto
Aurora, a mí me pasa lo mismo. Siempre imagino los rostros, lo que no veo y a veces intuyo.
ResponderEliminarLuego llega la realidad.
Besos.