21 nov 2021

John Fante - Pregúntale al polvo

Es malo anticiparse decenas de años. Eso le pasó al amigo John Fante a principios del siglo pasado. Escribió una novela propia de finales años sesenta en 1939, anticipándose al realismo sucio. Bukowski lo supo ver y, de algún modo, recicló la narrativa de John Fante añadiéndolo gramos de suciedad.




La novela Pregúntale al polvo tiene un argumento simple. Un puñado de supervivientes de la vida en los años treinta en Los Ángeles. El libro tiene fallos, incluso momentos demasiado repetitivos. Todo esto lo menciono por una razón. El libro, también, tiene páginas de pura literatura. Intensidad, sentimiento, arte.  Incluso algún día leía unas pocas páginas por la conmoción que la lectura me provocaba. Eso va muy caro. Al acabar la novela de Fante empecé un libro de hoy, un best-seller. Llegué al segundo capítulo. Un libro con el alma de una tabla Excel. Es lo que hay, de Johns Fantes hay pocos.

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7 jun 2021

Mi vecino Totoro

Mi vecino Totoro es un hombre muy mayor. Vive casi encima de mi patio, en la finca de enfrente. Tiene manchas en la cara y el cuerpo flácido. Su mujer, que no sé cómo se llama, no para de hacer cosas todo el día. Ella es todo vigor y está formada por un amasijo de alambrada aplastado debajo de su piel. Mi vecino Totoro pasa largas horas sentado en una silla con la mirada de los 2.000 metros. A veces me observa, ese hombre que se mueve como un mono. Es que también me hago mayor y debo estirar el cuerpo para retrasar la atrofia. Mi vecino Totoro es del Real Madrid. Su hijo, que es como un enorme oso que ha dejado las abejas del mundo sin miel y sin salmones el río más grande de Alaska, a veces viene y también es del Real Madrid. Le gusta hablar de fútbol y de comer. Miran partidos antiguos en canal Real Madrid Televisión a máximo volumen. Cuando Zidane era bueno. Y cuando Martín Vázquez anticipaba el fútbol con futuro. Reviven un pasado mejorado. Cuando creían vivir de otra  manera y ser unos que en realidad nunca fueron. Aprendo algo de política gracias a mi vecino Totoro. Cuando sale por la tele Puigdemont o Jonqueres, Totoro se sobrecalienta y grita "¡A obedecer, a obedecer!". Pienso en hablarle algún día, ya que hace años que nos vemos. Quizá lo añada en contactos en Facebook o Twitter. O lo busque en Google. Lo he dado por muerto hasta tres veces. Largas estancias en los hospitales. La tele muda. Silencios en el interior de esta pequeña isla de vecinos. Totoro tiene el don de la longevidad. Vuelve a aparecer en el balcón, tosiendo mucho. Luego, se recupera y desaparece la tos. Llegan las golondrinas. Totoro abre un libro en el balcón. Su mujer a veces aparece para desparecer en el interior, pues una casa da muchos quehaceres. Esta mañana mi vecino Totoro mira un partido del Real Madrid femenino. Su mujer le ha espetado: ¿para qué queremos esa igualdad, para qué?. Totoro ha sido escueto, apago la tele. En el verano del principio del adiós a la pandemia, mi vecino Totoro esperará sentado en el balcón. Con al Eurocopa del 2021 le saldrán un par de hojas verdes. Espero que cuando el frío nos devuelva la visita mi vecino Totoro esté muy fuerte.

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12 may 2021

Se acerca El día después

Supongo que antes de que el calor se retire de nuevo, este amigo poco amable pero muy sociable, el coronavirus, estará maniatado. Esto si la variante india del mismo lo permite. Entonces llegará El día después.

Nos despertaremos en una nueva rerere-normalidad. Vaya, que ni idea. No sabré si abrazar o no o si recordaré el sentido del tacto. Empezarán a retirarse ayudas, los empresarios podrán despedir y incluso hacer concursos de acreedores. Europa se dará cuenta que apenas ha tenido fuerza real con el tema vacunas, España sin turistas deberá preguntarse cómo llenar el buche, en Latinoamérica querrán saber si alguien los ayudó, y las personas corrientes, que por cierto somos la inmensa mayoría, nos lanzaremos con furia a la piscina de la vida, del presente sin más. Vale. Normal. ¿Y luego... ? 

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16 feb 2021

Pablo no seas malo

Al salir de clase mi hija se ha encontrado contenedores incendiados y todo el jaleo. Son las protestas por la detención de Pablo, que ha sido malo. Pues sí, el rapero Pablo Hásel ha sido detenido y llevado a prisión. Por rapear. De verdad. Por rapear, en este caso contra la Corona. Hay que repensarlo todo.

Todo esto habla muy mal del estamento judicial, que forma parte de la élite ibérica. Gente de otro mundo, gente que proviene de otra dimensión, como ese fantástico pedrolo o nave, Oumuamua, que se paseó por el Sistema Solar llegando de otra casa, una muy lejana.

Siempre he sido crítico conmigo y con las clases bajas y medias españolas. Eso sí, en estas latitudes, la élite española y/o catalana (cuando hay mucha pasta sobre la mesa las ideas se ablandan y acaban los abrazos por llegar) conforman un grupo de calidad ínfima. Además de cortoplacistas, o cegatos para hablar más en plata, y tan egositas que acabarán por hacerse daño, como el país retrasado que todavía somos, son realmente flojos como grupo pensante.

Para salir del próximo lío que viene, que llegará este año, cuando a la economía le quiten la respiración asistida, es necesario reemplazar las élites, pues son un estorbo para salir adelante. Las élites no funcionan, no sirven, no cumplen con su trabajo.

Se ha visto con el coronavirus.  Apenas han dado recompensa a todo el grupo que ha soportado el peso del sacrificio. Sanitarios y funcionarios. Con toda la costa peninsular plagada de hoteles vacíos y a la gente de la Sanidad no les han regalado unas vacaciones de aquellas para quitar el aliento. Apenas nada, aparte de algunas iniciativas acotadas.

Pablo, tú no has sido malo. Tú, que no cantas nada bien, has hecho algo que es la hostia, has hecho que tu mensaje llegue a mucha gente, la gente dormida. Son ellos, los jueces, los de arriba, los que son malos. Pero que muy malos.


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