Poemas japoneses a la muerte.
El libro de Poemas japoneses a la muerte, de Yoel Hoffmann es una de aquellas
brillantes rarezas que surgen en el mundo editorial. Invito a los no lectores
de poesía a leer los versos, son poemas cortos que se beben como un seco trago
de sake. Un recopilatorio de escritos por monjes zen y poetas de haiku
redactados antes de morir. Una muerte que no es siempre vista con resignación,
el humor hace presencia también antes de dejar este mundo. Fue un libro de
poesía de éxito, con varias reediciones. En el prólogo, Hoffmann advierte:
«Puede que la muerte, en efecto,
no sea nada, pero la consciencia de la muerte forma parte de la vida en casi
todas las culturas. Quizá en ningún lugar sea esto más cierto que en Japón,
donde la cercanía del fin ha dado origen a una tradición secular que consiste
en escribir un “poema a la muerte”, que muchas veces resultan un último adiós.
El poeta Toshimoto dejó escrito:
El dicho viene
de muy antiguo:
“La muerte no
existe; la vida no existe”.Es verdad: cielo sin nubes
Río de aguas limpias.
Entonces, Toshimoto dejó el
pincel y se alisó el pelo. En ese instante, la hoja de la espada fulguró tras
él; su cabeza cayó hacia delante y su cuerpo, sobre ella.
En Japón, como en el resto del
mundo, es habitual hacer testamento. Pero la cultura japonesa es probablemente
la única del mundo en que ha arraigado y se ha extendido la costumbre de
redactar, además de la última voluntad, un “poema de despedida de la vida” o jisei.
Este mundo
¿con qué puedo
compararlo?
con campos de
otoño
tenuemente
iluminados, al anochecer,
por los
relámpagos.
Minamoto-no-Shitago
(911-983)
Miles de símbolos esconden esta imagen. Ejemplo: la espuma de cada ola son las garras de una rapaz. |
El guerrero y poeta Chikamasa
(1394-1481) iba a morir. Pidió a su hijo que le trajera sus armas y disparó una
flecha a un Buda. Mostraba así desprecio e indiferencia por la vida venidera.
Pronunció un poema antes de expirar:
Un día naces
y al siguiente
mueres.
Hoy,
al anochecer,
sopla la brisa
de otoño.
De los poemas de los amantes los
hay terriblemente dramáticos, como el caso de Yayoi, que durante las guerras de
samuráis del siglo XVI, se ve obligada a casarse y yacer con el guerrero que
mató a su propio hermano de un flechazo. Redacta el poema, antes de morir, roba la
espada de su esposo y lo mata. Luego se suicida. Hoffamann, muy fino, se
pregunta si en el siguiente poema no hay una vibración amorosa por el marido
que ella misma ha asesinado:
Mi corazón
es un río sin
fondo,
un torrente
airado.
¿cómo puedo
arrojar mi nombre
a la tentación
del agua?
En algunos poemas, las
protagonistas y poetisas buscan la protección que no encontraron en vida. La
mujer llamada Oroku, en el XVII, es maltratada de tal forma por su suegra que
se suicida.
Aunque mis días se hubieran prolongado,la oscuridad no habríaabandonado este mundo.En el sendero de la muerte, entre las colinas,contemplaré la luna.
De las poesías japonesas a la
muerte hay un grupo brutal de bueno, que basculan entre la solemnidad y la
risa. Algunos de estos poemas están entre mis preferidos del libro, que
contiene cientos y cientos de haikus, tankas y otras piezas.
El guerrero Fuse Yajiro dijo:
Dentro de poco
seré un
fantasma,
pero ahora
¡cómo muerde
mi carne
el viento de
otoño!
Pero Yajiro se recuperó, y otro
vez dejó otro poema a la muerte, con una opinión muy particular:
Vistos desde
fuera de la
creación,
la tierra y el
cielo
no valen
ni una caja de
cerillas.
Morikawa Kyoriku (1656-1715),
discípulo del famoso poeta Basho, y también fue excelente pintor.
Hasta ahora
pensaba
que sólo
morían
los mediocres.
pero si
también mueren los que no lo son,
¿no producirán,
seguramente,
un estiércol
mejor?
Kita Takekiyo murió en 1856 y
sabía que iba a ser enterrado junto a otros dos poetas.
Llego a mi
tumba
En Nihon’enoki
Y aquí, para
mi delicia,
Me encuentro a
Kikaku e Itcho,
Dos amigos con
los que charlar.
Y este, por corto, intenso y
hasta patético, me parece de los mejores:
El último
deseo humano:
asir
el aire.
Gesshu Soko, en 1696, a los 79
años, a punto de finiquitar su vida, escribió esto, ni más ni menos, ¡qué genio
el Sr. Soko!
Inspira,
espira,
Adelante,
atrás,
Viviendo,
muriendo:
Las flechas,
disparadas contra sí,
Se encuentran
a mitad del camino y rebanan
El vacío en su
vuelo sin objeto.
Así regreso al
origen.
Dejó una de las piezas que más me
hacen reír…, y pensar. Es del poeta Giun, que murió en 1333 a la edad de 81
años. Brutal. De mayor quiero tomarme la vida como él.
Todas las
doctrinas, rotas:
Las enseñanzas
del zen, desechadas;
El cielo se
resquebraja y desploma
La tierra se
abre:
En el corazón
del fuego
Se esconde la
primavera.
Por último, la última poesía de
Raishi, datada en 1795.
Has cumplido
con tu deber
hasta hoy;
viejo
espantapájaros.
Hay cientos y cientos. Si os
interesa el libro, está editado por DVD Ediciones en una edición preciosa y
magníficamente traducida al castellano por Eduardo Moga, que en mi opinión
realizó un trabajo de orfebre de muchísimo mérito. ¿La vida? Con intensidad que
nos muestras estos poetas japoneses de ultratumba.
Qué entrada más interesante. De no ser por tí no habría leído ninguno de estos magníficos poemas al borde de la muerte. Qué curiosa tradición además, y muy bella. Hay algunos increíbles. Admiro esa contención y brevedad. Además ,la valentía, la sabiduría y el humor en las circunstancas particulares en que se escriben. No hace falta más en realidad para suscitar una emoción. Un saludo Igor.
ResponderEliminarPd. Me está gustando MUCHO El último encuentro. Gracias.
Si me acuerdo, antes de irme dejo un poema, incluso un haiku. ¿No haría daño a nadie, no?
EliminarUn abrazo.
Gran entrada, Igor. Yo cada día soy más fanático de la literatura japonesa. Hay autores y obras excepcionales. Y, en mi caso, la mayor parte de ellos están aún por descubrir.
ResponderEliminarUn abrazo ;)
Son unos poemas preciosos. Y saber que están escritos antes de morir les da un dramatismo, ni que sea lejano, excepcional. Deberíamos hacer cosas parecidas en Occidente.
EliminarUn abrazo.
Brevedad y condensación con la muerte de fondo. Inmejorable antídoto para la ramploneria que cae a diario; mi gratitud por mostrarlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me han conmovido los que has traído a tu anotación. Como (y teniendo en cuenta su circunstancia) ese:
ResponderEliminar"¿cómo puedo arrojar mi nombre
a la tentación del agua?".
De hecho me he quedado embobado repitiéndolo.
O el de "asir/el aire", verdaderamente dramático, como dices.
Parece mentira pero, aun con tan sintético formato, lo que dan que pensar.
Es en su brevedad donde reside la fuerza de esta poesía nipona. Una hermosa muestra.
ResponderEliminarSaludos.
Buenísimo, Igor. Gracias por compartir esto, ya que, al menos en mi caso, siento un gran interés por la literatura japonesa :)
ResponderEliminarMe gusta ese del río sin fondo y el torrente airado. Los hay muy hermosos, pero suelen contener un regusto triste y desesperanzado.
ResponderEliminarFeliz fin de semana, monsieur
Bisous
Sabes? yo no conocía esto de las haikus, hasta que no entre en blogger y conocí un blog que solo escribe de estos, y la verdad es que me gustan y me llaman la atención. Un besazo.
ResponderEliminarPUEDES decirme que blog, o donde puedo encontrar literatura mi correo es bastian-337@hotmail.com
EliminarLa poesía que me robó el corazón y me sigue dejando totalmente perplejo es el de este poeta japonés, Giun:
ResponderEliminarTodas las doctrinas, rotas:
Las enseñanzas del zen, desechadas;
Ochenta y un años (...)
Y nada, que ochenta y un años no son nada.
Extrañamente relajantes.
ResponderEliminarMuy interesante vuestra entrada y una gran recomendación.
ResponderEliminarEgoísta y feroz otoño
que esperas,
quizás no a todos.
No nos dejas ni humildes.
Ni siquiera nos das un soplo.
^-^
Mariajoseandante.com
Que gran haiku!
EliminarMe ha flipado la entrada. Qué chulos.
ResponderEliminar"Mi corazón es un río sin fondo".
Y además en incesante movimiento.
Gracias
Gracias, preciosas... parece hermoso leerlo despacio y deleitándose...
ResponderEliminarviviendo muriendo...
Yo no viviré tanto pero creo que ya tengo la misma opinión de la vida que Giun.
ResponderEliminarSaludos.
Bastante apartado, por fuerza mayor, de los asuntos blogueros, hoy he tenido un rato para disfrutar de estos cortos poemas y me ha gustado especialmente el de Kita Takekiyo: hasta el último momento y aún después agradecemos la buena compañía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los paganos antiguos decían que quien no ha pensado en la muerte, le temerá. El marqués de Sade decía que había que hacerse una idea libertina de la muerte. Los mexicanos se relacionan con ella con mucho humor conservando las raíces precolombinas de su cultura. Cuando nuestro entendimiento es circular vida y muerte dejan de ser antagónicos. La milenaria cultura japonesa asì como la china, saben de eso. Para mi el Tao de Lao Tse, "da en el clavo".
ResponderEliminarMe ha encantado esto de escribir un poema a la muerte cuando se sienta próxima!, los haikus que nos muestras, sin duda se fundan en el desapego, en saber que la "realidad" no es más que ilusión.
Mis besos para ti Igor!
Recuerdo una exposición acerca de samurais, por lo visto antes del sepukku, escribían un haiku en un abanico. Ese contraste japonés del crisantemo y la espada, tan chocante. Dicho esto, los haikus me cuestan...aunque la recomendación mola ;)
ResponderEliminarEspero que todo te vaya muy bien, un abrazo :)
Valiosisima la entrada que buen trabajo el que nos compartes.
ResponderEliminarAlguien, en su bondadosa existencia,¿podría guiarme en la penuria que ha sido el intento de conseguir una copia de tan magnífica recopilación? La editora cerró, las ediciones se agotaron...Mi vida estará incompleta sin este tesoro...
ResponderEliminarJoder, lo siento. Mi madre tiene el libro. Caramba. ¿Y de segunda mano? Hay muchas casas de libros online. Igual allí lo encuentras.
ResponderEliminarEl libro de poemas a la muerte, de verdad, es una pasada.
Saludos.
Efectivamente, tras investigar sobre estos haikus a la muerte, el libro no está disponible. DVD Ediciones se fue al garete. Hay rumores de una nueva edición.
ResponderEliminarAsí que toca esperar o comprarlo en Iberlibro de segunda mano.
Lo siento.
hola... buscando el libro aterricé por aquí
ResponderEliminarQue pena no se consiga en ningun sitio la edición en español, así sea de segunda mano. Debe ser un libro hermoso, aparte de una fuente de datos de nombres de lindos poetas a quienes buscar por otras obras, si hubiese algo.
Cada vez que veo o leo algo oriental me inspira la cultura japonesa, ilustrado así como hoy lo leí, no me parece tan mal morir algún día.
ResponderEliminarGracias por excelente descripción.
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