Llevaban días enviándose mensajes a
través del whatsup, así que cuando por fin se encontraron en la terraza del bar
convenido no tuvieron mucho que decirse. De este modo, sentados alrededor de la
mesa, siguieron enviando mensajes a otros para quedar un día de estos, hoy o
pasado.
Me alegra no tener whatsup y tener un nokia 1100.
ResponderEliminarLo que más me llama la atención es que no es por desilusión, ni por rechazo, ni por nervios, sino por fatiga comunicativa por lo que el encuentro termina en fracaso. Es muy bueno el relato.
ResponderEliminarFatiga comunicativa. Me lo apunto en la libreta del coco. Vivimos bajo un permanente alud de información y lo difícil es apartar tanta nieve para buscar algo que nos interese. Ah. Es un frenesí de información, sin duda. Saludos.
EliminarLo propio hubiera sido seguir hablando entre ellos. Eso sí que hubiera sido un puntazo. De un surrealismo total. Lo otro es realismo puro.
ResponderEliminarUn saludo.
Es un fenómeno muy curioso. Quedar, en el fondo, es una opción y un esfuerzo. Dejas de hacer otra cosa. Veo en muchos bares que se queda y tras el preámbulo "hola-hola-qué-tal-todo" la gente pilla el smartphone y se dedican a enviar mensajes a otros. Entonces, ¿para qué quedar? Sigo en ello, todavía no lo he pillado.
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