Cine Kurosawa
En la sección "Mis Maestros", quiero rendir homenaje a aquellos artistas que, por una razón u otra, me impactaron, me hicieron reflexionar, o sencillamente me conmovieron. Son muchos, así que hay cuerda para rato. Empiezo con este personaje singular, Akira Kurosawa.
A Kurosawa le obsesionaba algunas cosas que a la gente del cine de hoy ni tan siquiera consideran. La verdad, la justicia, lo que está bien o está mal. El cine de Kurosawa era algo más que pasar el rato. Era un cinesta moral, lejos de las lecciones sobre ética. Por eso Kurosawa es un maestro, además de saber narrar como muy pocos.
Se ha dicho mucho sobre él, se ha escrito bastante. Yo, aquí, no voy a añadir mucho más. Mencionar, si alguien no lo conoce, que Hollywood lo fusiló, lo copió hasta no poder más. Eso me hace pensar que Hollywood se parece de algún modo al Imperio Romano y a los propios japoneses de hoy. Copiar y hacer productos en masa, con el mérito que supone todo esto.
Cuando, con 14 años, fui a un cine de Gran Vía con Rocafort (¿El Dorado?) con mi hermano, para ver una película sobre samuráis, poco me imaginaba que saldría tan conmocionado de la sala. Fui a ver “Ran” (1985), la versión de Kurosawa del Rey Lear de Shakespeare. El mundo de los shogunatos, los señores de la guerra en su caos.
(Un vídeo de You Tube. Hay muchos, en cualquier caso, la película la recomiendo de corazón.)
Dos hechos remarcables. La extrema violencia de las imágenes, y a la vez, su belleza. Ese marco de praderas de hierba alta, de un verde tan intenso que hiere la mirada.
Segundo, que Ran es gran relato épico, sustentado en el drama, el del padre que todo lo ha perdido. ¿Cómo olvidar la alegría de ese hombre cuando se reencuentra con el pequeño de su prole? ¿Y su locura? ¿Y su llanto crepuscular?
Veréis, que en Antigua Vamurta, hay algo de eso. Aunque me di cuenta después, una de mis fuentes es RAN, otra, para la novela, es DERSU UZALA.
Otra va. “Los Siete Samuráis” (1954). Tomen nota los idealistas de cualquier color, en el fondo. Por eso es triste esa película. Jamás se ha contado tan bien la gloria que a nada lleva. ¡Ah! Es de esas películas que dan de madrugada. Para acabarla utilicé palillos.
Última, (¡y Kurosawa tiene tantas!). La magnífica, preciosa, emocionante, lírica y maravillosa, “Dersu Uzala” (1975). El mayor canto a la amistad proyectado en la sala oscura de un cine. Ganó varios premios, entre ellos un Oscar. Una de esas raras ocasiones en la que dos almas puras cruzan sus caminos. Dersu llamaba al cielo, a los animales, a los árboles, "gente". Para Dersu, todo merecía un respeto y todo estaba conectado. Cuánto aprendí de él siendo tan joven.
Dersu Uzala, explorador en la tundra. |
Quedas enlazado a mi blog, muy buena página compañero!
ResponderEliminarGracias, la idea es llenarla hasta los topes.
ResponderEliminarNovela y Mundo Vamurta por un lado, y cine y literatura y todo lo que se me ocurra por otro.
Un abrazo.
Dersu Uzala es maravillosa :) , la verdad es que Kurosawa aporta más aunque versione que los modelos que copia o aquellos que le copian, creo que aún pasa con obras orientales, el molde es conocido, pero hay cosas de su cultura y su historia que dejan un producto final muy sugestivo. Aunque Dersu Uzala no tiene mucho de eso, como "Ran" o "Trono de Sangre", etc... creo que es mi favorita, aunque espero ver más suyas, que aún me faltan ;)
ResponderEliminarHola Bender,
ResponderEliminarTampoco yo las he visto todas. Hay alguanas realmente difíciles de conseguir. Es verdad, Kurosawa, a pesar de ser un cinesta muy influenciado por Occidente que influenció mucho, a la vez, en el cine europeo y americano, posee el fondo de cineasta oriental, con la riqueza y la diferenciación que esto supone. Siempre es sugestivo.
Trono de Sangre, como me gusta esa película, y cómo, en algunas escenas, se consigue tanto con tan poco (las brujas, p.ej).
Aunque Dersu Uzala, creo, es de las tres mejores. Jamás voy a olvidar ese pequeño cazador.
Gracias por el comentario.