El corazón de Europa se secó en Sebrenika, durante la guerra de la antigua Yugoslavia. Cuando con sangre había que defender a sus ciudadanos, los soldados de Europa (nosotros), escondieron la cabeza. Retirada.
Pero quedaban los tendones. Los tendones de los tenderos; la Europa monetaria. El magnífico euro. Cuando había que defender los bolsillos de los ciudadanos europeos (griegos, portugueses, irlandeses, españoles, italianos etc.) de los tiburones, los políticos (nosotros) escondieron la cabeza. Sumisión ante el dictado del dinero, aquello que los medios llaman «los mercados». Otro eufemismo en un mundo de sombras.
En realidad, ¿qué son los mercados? Un reducidísimo grupo de millonarios articulados a través de unas pocas instituciones y bancos. Cuánta razón tiene Xavier Batalla en “"El Mundo en Números"”. Y es este reducidísimo grupo de personas son los que nos gobiernan a todos hoy, a través de las mal llamadas democracias y sus castas sacerdotales con bula liberal, los políticos. Con las especulaciones sobre la deuda, los muy ricos se hacen más ricos y el resto (nosotros), más pobres.
¿Cuál es el plan de Europa con los países que tanto deben? Es un plan muy simple. Asegurarse que devuelven los préstamos. Da igual las consecuencias, que obviamente son paro, miseria y una terrible inquietud social. “Enséñame la pasta, tío” es el mensaje. El mismo error cometido con la República de Weimar. El mismo error que propició el nacimiento del nazismo, esta vez, cometido en parte por los propios alemanes. Parece mentira y haría reír si no fuera un asunto tan funesto. ¿Qué quieren esta gente (los mercados) que llaman de madrugada? Quieren su dinero, multiplicar su dinero a cuesta del débil.
¿Y para qué quieren tanto dinero?, me pregunto en mis largas noches insomnes de verano. El dinero es un medio para tener poder, más poder. Porque en esta sociedad solo hay un valor absoluto y no relativo. El dinero. Todo lo demás está a años luz. Y ya sabéis, el poder absoluto corrompe absolutamente; en manos de unos pocos se llama oligarquía o tetrarquía o dictadura o como cada cual guste.
Europa ha muerto. Otra ironía de la historia. Fueron precisamente los griegos quienes cimentaron lo que hoy se conoce como Occidente.
¿Cómo debía ser la vida en esas primeras ciudades democráticas, como Atenas? Casi afirmaría que los ciudadanos eran libres, y por tanto, interesantes. Decidían en interminables y no siempre justas asambleas. Sí, pero en casa guardaban la lanza, las grebas, la coraza y esos preciosos grandes escudos pintados. Defendían con la vida sus posesiones e ideas.
¿Tenemos hoy esa capacidad de sacrificio? ¿Hasta tal extremo estamos narcotizados? De todo esto solo hay algo positivo. Muchos empiezan a despertar del sueño del rey Midas y se preguntan, aún atolondrados, qué está pasando. Incluso algunos empiezan a organizarse, como los Indignados. Aunque a la inmensa mayoría solo les importa una cosa. Llegar a fin de mes y entre ellos me incluyo. Aunque también es cierto que, años atrás, algunos historiadores defendían que la Revolución Francesa llegó tras dos o tres años de buenas cosechas. Con grano en la despensa se hizo la Revolución. Aunque las hipótesis, hipótesis son. Hoy sé algo cierto.
Europa ha muerto. Den la bienvenida a las nuevas formas.
La gente tardará mucho más en reaccionar, en despertar. Lo de estos meses ha sido sólo un aviso. Nos tienen que putear mucho más para llegar a explotar. Cuando media Europa esté como Grecia, se liará gorda, pero gorda gorda.
ResponderEliminarYa no existen las democracias. No sé quién dijo, si Saramago o quién, que ¿cómo vamos a tener una democracia si no podemos elegir a los jefes de las grandes macroempresas?
Las libertades se están acabando, aunque nos lo venden como bienestar. Vivimos muy bien en comparación con épocas anteriores. Pero aun así estamos cada vez peor psicológicamente. Además, nuestro "bienestar" es gracias a que los países pobres lo son cada vez más.
Algún día el ser humano pagará tanto atropello a la dignidad de la vida.
Buenas Sergio. Efectivamente. No vivmos en una democracia. Ni mucho menos, aunque se le parece.
ResponderEliminarPienso que sí, que aún no estamos tan atornillados para una explosión, que ojalá no llegue nunca. Y lo que dices sobre Francia, me parece muy acertado.
No, no podemos escoger los grandes mandamases del mundo y en cuanto a libertades, parece que solo podemos elegir nuestro ocio: o Twitter o Facebook, o bàsquet o futbol. Tejanos cortos, tejanos largos.
Saludos.
Monsieur, qué curioso, precisamente el otro día hablando con una amiga ella recordó precisamente eso: es el mismo error que propició el nacimiento del nazismo. Tal que así. Es posible que no solo no pudiera haberse previsto, sino que incluso una vez queda al descubierto de modo tan patente no pueda hacerse otra cosa sino seguir la inercia?
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Madame, deja usted aquí preguntas inquietantes. Espero que la inercia no nos arrastre a todos. Y fíjese en el ascenso de los ultras en todas las "benestantes" naciones europeas. La gente empieza a querrer a un líder mesiánico que les dé razones y los saque del pozo.
ResponderEliminarSaludos.
"El rapto de Europa (por el €)"
ResponderEliminarPara que el horizonte se vislumbre un poquito más esperanzador necesitamos, pienso, un mayor auge de la individualidad; crecimiento de ideas frente al de capitales, desarrollo del conocimiento más que el de mercados.
ResponderEliminarEuropa tiene que avivar sus ascuas, oxigenar sus células... y es un organismo viejo. Se necesita un milagro pero sin mesias. A ver qué pasa.
Saludos.
DEMIAN
Así de entrada, estaría bien que la gente utilizara el berberecho. Que las personas se sintieran con la obligación de aportar algo para mejorar y limpiar el sistema. No sé muy bien cómo, pero creo que por ahí va el tema. Acabar con las millonadas que cobran algunos, controlar los robos fiscales, los abusos legales, y dejar de perseguir tanto a los "top manta"!!! Siempre a por lo fácil ¡Puaj!
ResponderEliminarY, si no recuerdo mal en Atenas la mujer no pintaba demasiado, así que yo no puedo idealizar esas sociedades pasadas en las que, de bien seguro viviría con menos libertad de la que disfruto ahora. Yo sí creo en el futuro.
Un beso
Que bien dicho y que bien escrito Igor, mientras lo leo siento que es una reflexión ensayística que debiese ser divulgada. La muerte es necesaria para la transformación, cuando los procesos se gestan espontaneamente en la mente, las emociones y la conciencia de las personas, se siembra para la transformación y yo siento, que aunque lento y cada vez menos imperceptible y en todo el planeta hay augurios de Muerte para un sistema infeliz.
ResponderEliminarY tanto, Igor, y tanto. Y Grecia desapareció la semana pasada como país, dejó de existir. Vivimos una época feroz, que dios nos pille confesaos, los amigos nos amparen y la poesía nos dé refugio
ResponderEliminarBs
La historia nos sirve para saber cómo hemos llegado hasta aquí, esa es la parte más util de la historia más allá de lo romántico (que a mi también me encanta)y de comparaciones. Y aquí, lo que sucede es que la élite de los zorros no está interasada en salvar a las personas, si no a un tipo concreto de organización productiva. Ahora parece que la élite de los leones está despertando tras un largo letargo. Pero esto me lleva a pensar hasta que punto es la historia una sucesión de élites.
ResponderEliminarQué lejos está aquello que una vez creo recordar ya dije en este blog de que "los frutos son de todos y la tierra no es de nadie".
Arrggg, homo economicus.
Besos
Qué cierto, esto de que la historia es una sucesión de élites. Quizás no antes, cuando para cazar se necesitaba de todos los del grupo. A lo mejor empezó todo con la agricultura y sus excendentes.
ResponderEliminarUn homo economicus sin alea.
Indignados ha habido desde el origen de la humanidad.
ResponderEliminarNo es que ahora por generación espontánea hayan aparecido en la cadena evolutiva.
Cuando hay comida y dinero no hay indignados.
Cuando falta la comida y el dinero hay indignados.
Así desde siempre.
Saludos.
Los mayas predijeron el fin del mundo para 2012 y quizás no anden tan desencaminados por cuanto no es un fin del mundo apocalítpico sino un cambio de conciencia, de ciclo...Veremos si ese cambio reportará beneficios o por el contrario iremos a un nuevo ciclo que será una repetición de uno anterior, como suele pasar, porque no aprendemos. No señor, no aprendemos. Y estamos condenados.
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