6 jul 2014

La decadencia de la cultura catalana

La cultura catalana vivirá tiempos mejores, porque peores son inconcebibles, ¿o no? Esto vengo pensando desde hace años y hoy en el diario La Vanguardia tratan a fondo sobre este asunto. Son muchas las razones. Una clara, la mala mano de las administraciones, otra el número de consumidores de cultura en catalán, que son pocos en un mundo global y eso no ayuda a la industria cultural catalana que ha quedado medio desmontada.


Emili Teixidor.

El proceso independentista tampoco es de gran ayuda, ya que provoca un efecto western de buenos y malos en función de la postura del artista (¡pobre de mí que perdí la compostura!) y es bien conocido que el arte más pobre es el arte político. Hay algo más que el artículo apunta y que quizá no dé la importancia que tiene. El comportamiento de las élites culturales catalanas, que actúan con enorme corrupción, esto es, como un clan cerrado y endogámico donde no se valora la mejor canción ni al mejor interprete, sino, al igual que en Eurovisión, se promociona al afín: al amigo, al cliente, a quien se debe un favor o se pedirá un favor el día de mañana. Por otra parte y como es obvio, el gobierno de Madrid no ayuda para nada y nunca lo hará. Aunque en temas de cultura cuanto menor es la intervención de la administración más rico está el jamón.


La literatura catalana, tras un pasado potente, se encuentra en “un contexto mundial de crisis del libro y de desculturización masiva. No se busca la sabiduría, ni el conocimiento, sino el mero entretenimiento, un ciudadano inerme para gestionar la oceánica información por la que navega con su chalupa emocional por la red”, sostiene J.Massot. Quien afirma que a los escritores catalanes les falta ambición, cosa que me sorprende un poco. Massot afirma que “los premios literarios son operaciones de marketing editorial. Y Òmnium debería variar el modelo actual del Sant Jordi (premio importante en literatura catalana): darlo a obra publicada con un jurado libre de intereses (…) ¿Y el lector? ¿Cómo es posible que un lector culto que domina el catalán y el castellano prefiera leer en castellano, francés o inglés a un autor extranjero o crea más importante un escritor de Minnesota que uno del Ebre?”.

Lo cierto es que en el mercado libre, esto es, Europa, los autores catalanes apenas existen. En España tampoco hay trasvase ni eco de los autores que escriben en catalán. ¡Pero si Gabriel Ferrater es casi un desconocido! Y eso que es el mejor poeta en catalán de los últimos 60 años. De hecho, los autores catalanes casi ni existen en sus propias casas. Y en esto se parecen al Lince, siempre en proceso de extinción hacia lo invisible. En poesía no hay grandes voces, aunque sí buenos poetas que apenas venden unos centenares de copias de sus libros (¿300, 400?). En narrativa, el exitoso caso de Jaume Cabré, con novelas como las Veus del Pamano (2004) o Pa Negre (2003) de Emili Teixidor, tiene en común el de ser autores que apenas vendían en Catalunya y que el reconocimiento les vino por éxitos en países extranjeros. Mala señal.
Jaume Cabré.

Como es mala señal el hecho de que yo empezara a escribir en mi lengua y ahora escriba en español, mi otra lengua. Pero no es normal y menos mal que tengo el castellano. Cambiar tu lengua por otra, aunque sea querida y cercana, es un proceso que conlleva dolor, desconcierto y desasosiego. No me arrepiento porque en el cambio casi todo ha sido positivo. Hace pocos meses terminé de escribir un nuevo libro de poemas en catalán. Un libro que me voy a comer con patatas, seguro. La única esperanza que veo es traducirlo al español, cosa que haré este verano. Eso tampoco es normal. Como no es normal lo que observé hará un par de años. Asistí a una presentación de cuentos de varios autores. Eran de una escuela de escritura de Barcelona. De ochenta y pico cuentos sólo ocho eran en catalán. ¿Decadencia de la cultura catalana? Sí. Es evidente. Dicen que el tiempo lo cura todo, incluso los males de amor. Del cine no quiero ni hablar. El teatro está un poco mejor, o eso creo. Del resto, lo desconozco, simplemente.
La cultura en español está mejor, aunque me temo que no mucho mejor. Su inercia y potencia son mayores. Aunque, puede ser una ilusión, pues para publicar en español uso distribuidoras anglosajonas que copan el mercado de libros con mayor crecimiento, el de los ebooks. Son Amazon, Google Play y Smahswords. Y eso tampoco es normal. ¿El futuro? El futuro siempre es oscuro y el futuro siempre es cosa de todos.

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6 comentarios:

  1. Un pequeño quid de la cuestión creo está en eso, en que no se traduce al castellano, al inglés o a otras lenguas, el catalán como lengua, quieras o no, es minoritario apenas puede salir de sus fronteras. Un saludo Igor.

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  2. Verdad. El catalán es una lengua poco traducida. Por muchas razones, una la indico. La cultura catalana no está en su mejor momento. La prueba es que en los mercados "libres" vende poco. También falla la industria cultural catalana. En fin. Seguro que el Siglo XXII será mejor.
    Saludos.

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  3. Buen análisis, Igor. Estoy en total sintonía con lo por ti escrito; ahondando en aquello de que cuanto menos esté por medio la administración y la política, mejor para las artes. Al menos desde fuera de las fronteras catalanas y por lo que yo observo se ve detrás de cualquier actividad cultural la mano del político que todo lo corrompe, creando un desinterés por la obra en sí. Los tres años que viví en Girona (1978,1979,1980) me sentí muy a gusto en librerias, museos y sobre todo con exposiciones de pintura, que superaban en número y calidad a otras comunidades.
    Es una pena lo que está pasando: la albanza de la circunstancia omitiendo la categoria.
    Por cierto, estoy releyendo El Cuaderno Gris del genial ampurdanés.
    Un abrazo.

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  4. Pero ¿cómo saber cual es la mejor obra? Sospecho que la inseguridad a la hora de contestar una pregunta tan resbaladiza es una gran parte de lo que justifica la endogamia. ¿Has visto quienes suelen ganar los premios Turner de Londres? Pues eso, que las habas cocidas son universales.

    El bilingüismo es un arma de doble filo, porque no existe. Cuando me preguntan en qué idioma pienso o sueño, siempre digo que depende de en qué piense. Asociamos un idioma a un contexto. Si el contexto está politizado, mal asunto, porque sin querer lo empapa todo.

    Me acuerdo que cuando Manuel Rivas empezó a escribir lo hizo en gallego porque admitió que por entonces la competencia para publicar era mucho menor. Sospecho que ahora eso sería impensable.

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  5. No puedo decir. Malamente sé cómo va la cultura en lengua castellana. Recuerdo que hace años, en literatura infantil en catalán, había una gran cantidad de libros, autores, ilustradores, premios, editoriales dispuestas. Ahora estoy desconectado y no sé cómo va la cosa.

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  6. Pues ese mundo editorial catalán de hace años es un mundo en vías de extinción, en parte por suicidio colectivo, un largo y doloroso harakiri múltiple. Y como la autocrítica es poca y la globalización te obliga a ser muy grande (en tamaño), no le veo remedio a corto plazo.
    No pasará nada. Todo parecerá seguir igual, pero no. Lo de la cultura es un bien silencioso que cuando se desvanece deja profundos pozos vacíos.
    Saludos.

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