Estás
obsesionado con ese libro,
dijo mi hija el verano pasado. Una novela que te obsesiona es esa que lees
incluso bajo la ducha. Cada año tengo una lectura compulsiva de verano. La del
2014 fue un novelón que hoy sería censurado desde la primera página y no vería
la luz, Lo que el viento se llevó, de
Margaret Mitchell. El
retrato de un mundo desaparecido, devorado por la historia y la revolución
industrial, la de los estados del sur y su modo de vida. Además de la bonita historia
de amor en tiempos de guerra y cólera colectiva.
Este verano la lectura obsesiva es Dune, de Frank Herbert. La saga de
ciencia ficción de Dune compuesta por seis novelas es considerada como la mejor
o de las mejores jamás escritas. Me resistía a viajar a Arrakis porque siempre
tuve la idea de que era un libro muy difícil. Y porque la película de David
Lynch me había dejado muy buen sabor de boca. Nada que ver con la realidad.
Maldito vox populi. Dune es una
novela de lo más entretenida. Dune es una lectura feliz. Compré el libro en una
librería de saldo. También está en epub, pdf y mobi para ebooks. Como la especie, Dune está en todos los lados.
Cada página del libro está impregnado por el aroma de la especie de los
desiertos de Arrakis. El sabor lisérgico se percibe en el vacío de las muchas
dunas del libro. Poderes mentales, brujas, misticismo, viajes alucinados.
¿Suena mal, verdad? Pues no. Lejos de ser cargante, es un plus. No es una
certeza, es una simple intuición. La cultura de los años 70 era más potente de
lo que es hoy.
Y aquí llego a lo que quería contar.
Frank Herbert plantea un nuevo mundo, algo difícil de digerir, y nos da un
montón de información nueva sin referentes, algo que no gusta de entrada, con
una estructura narrativa extremadamente liviana. Maestría, yo creo que eso es
maestría.
Breves descripciones, adjetivos
castrados, párrafos cortos, capítulos mesurados y abundante uso del diálogo
para respirar. De otro modo al lector se le podría atragantar la arena de Dune.
Voy rumbo a Dune, con los motores
al máximo. La nave acaba de partir. Dejo los primeros párrafos del libro, a
modo de breve manual de cómo empezar un libro. ¡Ah! Nunca es tarde para
aprender. Lo que cuenta… Dune es una
novela tan buena que hasta parece mentira.
«En la semana que precedió a la
partida hacia Arrakis; cuando el frenesí de los últimos preparativos había
alcanzado un nivel casi insoportable, una vieja mujer acudió a visitar a la
madre del muchacho, Paul.
Era una suave noche en
Castel Caladan, y las antiguas piedras que habían sido el hogar de los Atreides
durante veintisiete generaciones estaban impregnadas de aquel húmedo frescor
que presagiaba un cambio de tiempo.
La vieja mujer fue
introducida por una puerta secreta y conducida a través del abovedado pasadizo
hasta la habitación de Paul, donde pudo observarlo un instante mientras yacía
en su lecho.
A la débil luz de una
lámpara a suspensor que flotaba cerca del suelo, Paul, medio dormido,
distinguía apenas la voluminosa silueta inmóvil en el umbral, y la de su madre,
un paso más atrás. La vieja mujer era como la sombra de una bruja... con sus
cabellos como tela de araña enmarañados alrededor de sus oscuras facciones y
sus ojos brillando como piedras preciosas.
—¿No es un poco pequeño
para su edad, Jessica? —preguntó la vieja mujer. Su voz silbaba y vibraba como
la de un baliset mal afinado.
La madre de Paul
respondió con su suave voz de contralto: —Es bien sabido que entre los Atreides
el crecimiento es algo tardío, Vuestra Reverencia.
—Se dice, se dice —siseó
la vieja mujer—. Pero ya tiene quince años.
—Sí, Vuestra Reverencia.
—Está despierto y nos
está escuchando —dijo la vieja mujer—. Astuto pillo —se rió—. Pero la nobleza
necesita de la astucia. Y si es realmente el Kwisatz Haderach... bien...
En las sombras de su
lecho, Paul entrecerró los ojos hasta reducirlos a dos líneas. Dos óvalos
brillantes como los de un pájaro, los ojos de la vieja mujer, parecieron
dilatarse y llamear mientras se clavaban en los suyos.
—Duerme bien, astuto
pillo —murmuró la vieja mujer—. Mañana necesitarás de todas tus facultades para
afrontar mi gom jabbar.»
Acabé de leer Dune antes de acabar de escribir esta breve entrada. Curioso. Debe ser el calor de Arrakis.
ResponderEliminarDune. Hace años leí el primero y no continué la saga. Pero era entretenido y, en algunos aspectos como el ecológico, curioso como el cuidado por el reciclaje, incluso de la humedad corporal. Lo que sí agradecí fue la total inmersión en el mundo que describía. Tal como me pasó un poco antes con la novela de Tolkien. Aunque sea paradójico, esa solidez de la ficción que termina por adquirir el realismo de lo plausible es lo que la dota de veracidad, y de no estar leyendo un disparate. Desde luego es una gran lectura. Y Lo que el viento se llevó también con ese colapso de todo un mundo, como bien dices.
ResponderEliminarHay el mensaje ecológico radical (¿hemos mejorado desde entonces?) y esa obra sólida, imaginativa y muy entretenida. Ciencia ficción creíble, siendo increíble. Es verdad, ahí está la magia de Dune, sustentada por toda esa osamenta que la hace lógica. Como Tolkien y pocas otras obras de literatura fantástica. Leí que la escribió, tras varios fracasos, en un par de años. Me resulta alucinante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando un libro te atrapa de esa manera hay que leerlo, sobre todo después de tus reseñas. Gracias
ResponderEliminarNo la he leído.
ResponderEliminarMe apunto la recomendación.
Gracias.
Y Dune se lee fácil, que conste. Sí hay algún fragmento denso, pero la trama vuela como un pajarillo en primavera. Saludos.
ResponderEliminarAdemás de ser un interesante libro de Ciencia Ficción, además de estar bien contado, además de tener un trasfondo rico, además de tener ritmo... pues además resulta que ha envejecido muy bien.
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