20 nov 2015

En el judo se ríen de Igor

Lamentablemente, causo hilaridad. Cuando quiero ser gracioso obtengo silenciosa conmiseración y, cuando no lo pretendo ser, causo risas rotundas. Eso me pasó el lunes pasado pasada la clase de judo. Habíamos acabado el entrenamiento y estábamos en el vestuario, sudorosos, apestosos y felices.
Daft Punk

No sé quién dijo algo del grupo de música Daft Punk. Comenté que por casualidad había descubierto un precedente, también francés, la canción Supernatural, de Cerrone. Dije: «estaba en un bar y oí la canción. Me gustó tanto que le pregunté a la camarera de quién era esa canción. Y hasta me la apunté en un papel.»
Carcajadas al unísono. Todo el vestuario muriéndose de risa. No entendía nada. No entendían de qué se reían.
«¿De verdad que lo apuntaste en un papel?” “Pero, ¿tú no sabes que hay una aplicación que pones el móvil hacia la canción y te dice de quién es?” “Y hasta le pediste un lápiz a la camarera, ¿no?»
Dije: «no tengo ninguna aplicación el en móvil.»
Aquí los “compañeros” se destornillaron. Cuando dije que no tenía wuasap uno casi se va al suelo, sin mediar llave de judo alguna. Durante unos momentos estuve seguro que hubo compañeros que no me creyeron. No era posible eso de no tener aplicaciones.

Luego volví a casa en coche, conduciendo a través de la hermosa solemnidad de la Diagonal de Barcelona, que como una dama misteriosa solo se la descubre hermosa en las noches vacías. Volvía a casa pensando en mi vida sin aplicaciones que es tan parecida a la de los otros. Y recordé al poeta griego Simónides de Ceos, creador del  método loci o de los lugares, más conocido como mnemotecnia.

La vida Smartphone. La vida mediante el filtro de aplicaciones muestra cómo será el futuro. Un futuro en el que los sapiens introduciremos en nuestro sistema nervioso cajas de memoria (RAM), y todo tipo de aceleradores y filtros para mejorar nuestro rendimiento, ya no sé si social o productivo.
A pesar de, tras entrenar, volviendo a casa, tener más del 87% de la mente ocupada en el binomio comida-cerveza-comida-cerveza, todavía llegué a pensar en que había recordado una canción sin usar el teléfono, probablemente porque al escribirla en un papel entró en juego la memoria visual y que, además, me había comunicado verbalmente con otro sapiens, la camarera y que, además, ésta tampoco tuvo que consultar con ningún Smartphone. Tan solo usó su propia memoria.



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7 comentarios:

  1. Genial entrada, coincido contigo al cien por cien. Me da mucho miedo que me sustituya una máquina y el aislamiento a que puede conducir el mal uso de la tecnología. Get lucky, amigo.

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  2. Que vivan los que nos negamos a ser domesticados por el smartphone y sus aplicaciones. Buena entrada.

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  3. Está bien la canción. La recuerdo.
    A medida que vas viendo el video, vas sintiendo una creciente sensación de deja vu, una sucesión de imágenes reenviadas aleatoriamente por mi juguetona memoria, pero en el orden correcto. La memoria es tan caprichosa. Es como una amante veleidosa que tan pronto nos embriaga al prodigarnos su atención, ingrata, luego, se aparta abandonándonos en la oscuridad. Pero a ti y a la camarera no se os escapó a las primeras, pues la sujetasteis bien, bien: nada de RAM, sólo papel y lápiz. Tal vez haya que empezar a salvar nuestro conocimiento y recuerdos en papel y lápiz porque la informática nos puede volver la espalda en cualquier momento y hacer desaparecer de un fallo o un corte de luz nuestro yo y nuestra circunstancia. Quién reirá en ese caso.

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  4. Tampoco soy un talibán antitecnología. Cuando veo las fotos de esos smartphones alucino. Son mejores que las de mi cámara moderna. ¿Cómo puede ser? Pero sí hay sobredosis de aplicaciones. Pronto habrá una que nos avisará para ir al váter.

    Y la memoria. Menuda amante veleidosa. Y tan juguetona. Ayer sufrí un caso de falso recuerdo. Algo que creí vivir y que la memoria registró como real. Suerte que alguien me corrigió.

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  5. Le felicito, amigo Igor, por su buena memoria...; y por tener la aplicación You Tube en el ordenador.y así oír también la canción. Y es que aislado del todo, del todo hoy ya no se puede estar.
    Un saludo.

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  6. Yo no tengo Facebook ni Twitter y todavía estoy vivo, en cuanto al iPhone, pues eso pienso que tiene su utilidad, pero solo uso 6 app. Supongo que soy muy básico.

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  7. Yo sí estoy en Facebook. Y hasta en Twitter, aunque casi nunca piso esa sala de baile. Y en Facebook, bueno, al final actúas como la vieja del visillo: miras por la ventana a ver qué pasa en la calle. Y si no visitas Facebook con asiduidad, te paso como aquel que abre un armario hasta los topes de ropa. Lo abres, y mueres sepultado bajo una avalancha de información.
    Tan básico como tú.
    Saludos.

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