28 sept 2011

Los No Sitios

el puerto de Barcelona
Los No sitios del Puerto de Barcelona. By Igor.
Una de las cosas más tristes que jamás he oído, fue en boca de mi mujer. Empezaban las clases. Las maestras preguntaban a los peques sobre las vacaciones. Mi mujer se acercó a un peque y le dijo:
¿dónde has estado estas vacaciones?
El niño se la miró, y contestó, con absoluta normalidad.
En el Carrefour.
Ante la sorpresa de la mia donna, el chaval se explicó. Por Carrefour entendía todo el complejo del centro comercial, con sus tiendas, grandes superficies, pasillos que llevan a la tercera dimensión, ventanas ciegas salpicadas de neutritos y salones zen amueblados con tragaperras, simuladores mil y maquinitas con fusiles de elegante plástico naranja para reventar las testas a tantos zombies como se pueda.

Yo me acuso. Soy un pecador nato. Algunas veces me tele transporto a unos de esos palacios de la nada (no de la luna) que son los centros comerciales. Allí, cansado, miro a mi alrededor. Siempre es el mismo espectáculo. Parejas o grupos de amigas. Familias con pequeñines (no gracias) que se arrastran, muchas veces sin bolsas. Pues acuden como sepias hipnotizadas a la luz de los neones. Vienen a pasar el día, no a comprar y salir derrapando. El fin de semana es el centro comercial, aunque no lo pasen tan bien como Jay y Bob el Silencioso en esa película, Clerks. Me parecen familias tristes que se dejan llevar a la deriva, siguiendo esos canales y alcantarillas suburbiales, que como decía Manrique, llevan a la mar. Me pregunto qué los motiva, por qué se alegran, qué los hace llorar. Sospecho que, al llegar a casa, es como si el día fuera un torbellino de sonidos y señales lumínicas del que nada se puede distinguir.
Los centros comerciales son, a mi juicio, un No Sitio. Un término acuñado, creo por el antropólogo francés Marc Augé.
Un enlace, por si queréis profundizar: http://nolugares.wordpress.com



Share/Bookmark

15 comentarios:

  1. Vaya, sí que es triste que, para un niño, ir al súper sea un acontecimiento divertido. Pobre, se pasará el día encerrado en casa. Qué fácil es poder ser padre.

    ResponderEliminar
  2. O eso, o es que no hay más. Que incluso es peor. Porque llevar a un niño al parque a jugar a fútbol es gratis (de momento). Pero no, al Centro Comercial Tal y Tal....
    Saludos, Aina.

    ResponderEliminar
  3. De todas formas me temo que para un niño, al menos sus primeras veces, la visitas a grandes centros comerciales si puede llegar a ser divertido y vistoso pues al menos durante un rato disfrutará de la gran parcela de juguetes del carrefour u otro centro comercial y del Toys-r-us que también suele tener tienda en muchos. Luego sus expectativas se verán realizadas o no, en los juguetes que se le compren.

    Saludos.

    Saludos

    ResponderEliminar
  4. Estoy de acuerdo. Los centros comerciales o Malls son lugares artificiales, y sin embargo gran parte de la población acude a ellos sin siquiera cuestionarse. Son los nuevos tiempos, aunque siempre han existido hombres que no se cuestionan nada. Triste.

    Saludos!

    ResponderEliminar
  5. Pues sí, la verdad.
    De memoria, creo que lo No Lugares se defían como algo así...
    - No te aportan experiencia vital alguna.
    - No conoces a nadie que te aporte nada (ni tu a él)
    - Los olvidarás.
    Aunque de memoria....

    Saludos.

    ResponderEliminar
  6. Yo no quisiera menos para los chicos de hoy que lo que tuve yo. Por supuesto yo no jugué nunca en ningún centro comercial, más bien atormenté a mi bici y a los vecinos por las calles al aire libre. Pero también tiene su aquel un sitio como los centros comerciales. Un lugar tan enorme, tan lleno de ruidos y de cosas que se pueden toquitear. Un crío puede llenar de fantasía la árida visión que tiene para nosotros el templo del consumo de un hiper.

    ResponderEliminar
  7. Tremendo. Como al niño que le preguntaron qué noticiario veían en casa y respondió "Tomate, tomate" o al adulto que le preguntaron donde se casó y dijo en tal restaurante...

    ¿No sitios o memoria selectiva?

    ResponderEliminar
  8. Odio los centros comerciales. Podría contar con una mano las veces que he estado en uno y siempre por fuerza mayor! eso si... exceptuando el IKEA!

    :)

    ResponderEliminar
  9. ¡El Ikea es el inframundo!!! Aunque, quizás, depende de la actitud. Un pirómano podría ser perfectamente feliz allí.

    ResponderEliminar
  10. dafd. La verdad, no lo había pensado así. Es otro giro, porque los niños ven cosas que los adultos ya no vemos.

    Magda, tomate-tomate, buenísssimo.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  11. Algo había oído acerca de eso, sí. Resulta curioso contraponer a esa definición, la de utopía, "el lugar que no existe" esta, lugar que existe...demasiado, lamentablemente, pero de una forma extraña, como la caverna platónica. Una especie de paraíso comercial del consumismo detrás de cuya fachada no hay nada, o poca cosa peor que nada.

    Un abrazo :)

    ResponderEliminar
  12. Supongo que, como han dicho, visto desde los ojos de un niño las cosas son muy distintas, aunque eso sigue sin excusar a los adultos que se encierran ahí. Por cierto, no funciona el enlace.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  13. Supongo que, como han dicho, visto desde los ojos de un niño las cosas son muy distintas, aunque eso sigue sin excusar a los adultos que se encierran ahí. Por cierto, no funciona el enlace.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  14. Lo que ve un niño al entrar en un centro comercial es un montón de cosas para añadir a su lista de los Reyes magos jajaja y si no cuando llegan a casa los folletos de promoción...

    De todas formas, hoy en día no es una pena que un niño no tenga vacaciones fuera de su entorno habitual, es una realidad.

    En mi casa no podemos ir a ningún sitio en vacaciones, y puedo dar fé que ni mi hijo , ni mi hija, están traumatizados por ello...al menos cuando estamos en la playa o están en la calle con el balón no lo parece jajaja

    Es cuestión de como se los eduque.

    Un besito!

    ResponderEliminar
  15. Me encanta esa defiinición del infierno que supone un centro comercial. Los aborrezco, me dan pereza y, si voy a uno, acabo cansada como si hubiese caminado ocho horas y con el ánimo por los suelos. Creo que me bajan la tensión
    Un abrazo

    ResponderEliminar