9 ene 2012

Un cuento romántico

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John Maler Collier
La hechicera y la muerte que escuchó a la hermana enamorada

Ayer noche leí este cuento romántico. Me impresionó su pureza, su poética. Un cuento dotado de un romanticismo exacerbado, casi loco. Es obra del escritor francés Marcel Schwob (1867-1905), autor de vida breve y obra en corto. Sé poco de Schwob, pero leeré más de él pues su estilo es peculiar. Marcel Schwob narra con voz propia. Una larga enfermedad lo obligó a vivir casi recluido durante sus últimos 10 años de vida. Fue traductor de escritores como Stevenson. Es considerado un simbolista.
El siguiente cuento me dejó asombrado, un relato romántico, una historia de amor más allá de lo terrenal.

  «Séptima fue esclava bajo el sol africano, en la ciudad de Hadrumeto. Y su madre Amoena fue esclava, y la madre de ésta fue esclava, y todas fueron bellas y oscuras, y los dioses infernales les revelaron filtros de amor y de muerte. La ciudad de Hadrumeto era blanca y las piedras de la casa donde vivía Séptima eran de un rosa tembloroso. Y la arena de la playa estaba sembrada de conchitas que arrastra el mar tibio desde la tierra de Egipto, en el lugar donde las siete bocas del Nilo derraman siete vasos de colores distintos.

En la casa marítima donde vivía Séptima, se sentía morir la franja de plata del Mediterráneo y, a sus pies, un abanico de líneas azules resplandecientes se desplegaba hasta al ras del cielo. Las palmas de las manos de Séptima estaban enrojecidas por el oro, y las puntas de sus dedos pintadas; sus labios olían a mirra y sus párpados ungidos se estremecían suavemente. Así iba por los caminos de las afueras, llevando a la casa de los sirvientes una cesta de panes tiernos.

Séptima se enamoró de un joven libre, Sextilio, hijo de Dionisia. Pero no les está permitido ser amadas a aquellas que conocen los misterios subterráneos, ya que están sometidas al adversario del amor, que se llama Anteros. Y así como Eros gobierna el centelleo de los ojos y aguza las puntas de las flechas, Anteros desvía las miradas y atenúa la acritud de los dardos. Es un dios bienhechor que mora en medio de los muertos. No es cruel, como el otro. Posee el nepentas que da el olvido. Y porque sabe que el amor es el peor de los dolores terrestres, odia y cura el amor. Sin embargo, no tiene el poder de echar a Eros de un corazón ocupado. Entonces toma el otro corazón. Así Anteros lucha contra Eros. Por esto fue que Sextilio no pudo amar a Séptima. Tan pronto como Eros hubo llevado su antorcha al seno de la iniciada, Anteros, irritado, se apoderó de aquel a quien ella quería amar.

Séptima supo del poder de Anteros en la mirada baja de Sextilio. Y cuando el temblor púrpura aferró al aire de la tarde, salió por el camino que va desde Hadrumeto hasta el mar. Es un camino apacible donde los enamorados beben vino de dátiles recostados en las murallas pulidas de las tumbas. La brisa oriental sopla su perfume sobre la necrópolis. La joven luna, todavía velada, va allí a vagabundear, incierta. Muchos muertos embalsamados alardean alrededor de Hadrumeto en sus sepulturas. Y allí dormía Foinisa, hermana de Séptima, esclava como ella, muerta a los dieciséis años, antes de que ningún hombre hubiese respirado su olor. La tumba de Foinisa era estrecha como su cuerpo. La piedra abrazaba sus senos oprimidos por vendas. Muy cerca de su frente baja una larga losa cortaba su mirada vacía. De sus labios ennegrecidos se elevaba todavía el vapor de los aromas en que la habían empapado. En su mano quieta brillaba un anillo de oro verde con dos rubíes pálidos y turbios incrustados. Soñaba eternamente en su sueño estéril con las cosas que no había conocido.
Bajo la blancura virgen de la luna nueva, Séptima se tendió junto a la tumba estrecha de su hermana, contra la buena tierra. Lloró y pegó su rostro a la guirnalda esculpida. Acercó su boca al conducto por donde se vierten las libaciones y su pasión brotó:
-Oh, hermana mía, apártate de tu sueño para escucharme. La pequeña lámpara que ilumina las primeras horas de los muertos se apagó. Has dejado deslizar de tus dedos la ampolla de vidrio coloreada que te habíamos dado. El hilo de tu collar se rompió y los granos de oro se derramaron alrededor de tu cuello. Ya nada de nosotros es tuyo y ahora aquel que tiene un halcón en la cabeza te posee. Escúchame, pues tú tienes el poder de llevar mis palabras. Ve a la celda que tú sabes y suplícale a Anteros. Suplícale a la diosa Hator. Suplícale a aquel cuyo cadáver despedazado fue llevado por el mar en un cofre hasta Biblos. Hermana mía, ten piedad de un dolor desconocido. Por las siete estrellas de los magos de Caldea, yo te conjuro. Por las potencias infernales que se invocan en Cartago, Jao, Abriao, Salbaal y Batbaal, recibe mi encantamiento. Haz que Sextilio, hijo de Dionisia, se consuma de amor por mí, Séptima, hija de nuestra madre Amoena. Que arda en la noche; que me busque junto a tu tumba. ¡Oh, Foinisa! O llévanos a los dos a la morada tenebrosa, poderosa. Ruega a Anteros que enfríe nuestros alientos si le niega a Eros que los encienda. Muerta perfumada, acoge la libación de mi voz. ¡Ashrammachalada!
Inmediatamente, la virgen vendada se levantó y penetró en la tierra mostrando los dientes.
Y Séptima, avergonzada, corrió por entre los sarcófagos. Hasta la segunda noche permaneció en compañía de los muertos. Espió a la luna fugitiva. Ofreció su garganta a la mordedura salada del viento marino. Fue acariciada por el primer oro del día. Después volvió a Hadrumeto y su larga camisa azul flotaba detrás de ella.

Mientras tanto, Foinisia, rígida, erraba por los circuitos infernales. Y aquel que tiene un halcón en la cabeza no escuchó su ruego. Y la diosa Hator permaneció tendida en su funda pintada. Y Foinisia no pudo encontrar a Anteros, pues ella no conocía el deseo. Pero en su corazón mustio sintió la piedad que los muertos tienen para con los vivos. Entonces, a la segunda noche, a la hora en que los cadáveres se liberan para consumar los encantamientos, hizo que sus pies atados se movieran por las calles de Hadrumeto.
Sextilio temblaba acompasadamente, agitado por los suspiros del sueño, con el rostro vuelto hacia el techo de su habitación surcado de rombos. Y Foinisia, muerta, envuelta en las vendas olorosas, se sentó a su lado.
Y ella no tenía ni cerebro ni vísceras; pero su corazón desecado había sido puesto de nuevo en su pecho.
Y en ese momento Eros luchó contra Anteros, y se apoderó del corazón embalsamado de Foinisia. En seguida deseó el cuerpo de Sextilio, para que estuviese acostado entre ella y su hermana Séptima en la casa de las tinieblas.

Foinisia posó sus labios tintados en la boca viva de Sextilio y la vida escapó de él como una burbuja. Después se encaminó a la celda de esclava de Séptima y la tomó de la mano. Y Séptima, dormida, se dejó llevar por la mano de la hermana. Y el beso de Foinisia y el abrazo de Foinisia hicieron morir, casi a la misma hora de la noche, a Séptima y a Sextilio. Tal fue el desenlace fúnebre de la lucha de Eros contra Anteros; y las potencias infernales recibieron una esclava y un hombre libre al mismo tiempo.
Sextilio está acostado en la necrópolis de Hadrumeto, entre Séptima, la encantadora, y su hermana virgen Foinisia. El texto del encantamiento está inscripto en la placa de plomo, enrollada y perforada por un clavo, que la encantadora deslizó por el conducto de las libaciones en la tumba de su hermana.»

Fin


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15 comentarios:

  1. Bello, visceral, precioso..., me encantó. No conocía a Schwod, desde luego es para leer más de él.

    Un saludo.

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  2. Será cuestión de indagar más sobre Schwob, no? ;)

    Besos.

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  3. Habrá que buscar más cosillas de Schwob.
    El cuento es muy bonito.
    Gracias por el descubrimiento.
    Un abrazo

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  4. Ah, qué bello, monsieur! Una auténtica delicia la que usted ha rescatado hoy para nosotros, y toda una revelación para mí. Muchas gracias.

    Buenas noches

    Bisous

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  5. Supongo que el secreto de un buen cuento (y este me lo parece) es el equilibrio entre la economía y la generosidad expresiva. No es fácil, a fe mía. Gracias por traerlo.

    Un abrazo :)

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  6. Marcel Schwob fue traductor de griego y latín; lecturas a las que estaba acostumbrado. Este cuento nos recuerda los ecos de aquella gran literatura, la de Horacio, Homero, Virgilio a la que él estaba acostumbrado. También hay mucho de personal con respecto al amor que él sintió por una joven. Esta especie de trío, sea del tipo que sea, aparece en muchos de sus relatos de una manera u otra; generalmente suelen ser dos hombres y una mujer, y hay siempre esa especie de amor compartido.
    No me extiendo. En Sobre literatura fantástica comenté uno de sus cuentos de terror. Aparece en el libro "La estrella de madera" de la Editorial Sequitur. www.sequitur.es En ese volúmen hay cuentos del mismo tipo que este que acabas de publicar:"Beatrice", "La siega sabina", "Aracne","Las estrigas", "Prólogo a los Mimos", "Cina", "Los higos pintados", "La velada nupcial", "La enamorada".
    Un abrazo.

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  7. Hola Igor, entro a desearte un buen año 2012... que tengas mucho éxito en tu vida literaria...
    y que te vaya bien con todos tus proyectos...

    La foto esa me ha gustado mucho, el cuento creo recordarlo...gracias Igor
    Besos

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  8. ¿Verdad que es bueno es cuadro? Me chifla. Es de John Collier, mira, si te apetece en Google Imágenes más de Collier, fascinante. Un punto enfermizo, pero fascinante.
    Saludos. Larga vida al 2012.

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  9. "el equilibrio entre la economía y la generosidad expresiva". Me lo acabo de grabar en el disco duro de mi desmemoria. Clavado. Y lo voy a intentar. Empiezo a entender porque me gustó tanto este cuento romántico.
    Saludos.

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  10. Sobre el cuadro, pues ya se sabe lo que tienen los prerrafaelitas, y el cuento, pues agradezco que lo compartas. Se disfruta de él.

    Saludos grises y deslucidos...

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  11. Estar entre dos aguas, como en este cuadro, que en algún sentido da yuyu, pero me gusta. Y el cuento, vaya vaya, muy peculiar también, una de las cosas que mas me han llamado la atención son esos nombre que han puesto a los personajes, muy chulo Igor, me apunto al señor Marcel Schwob.
    Ah, por cierto, después de cuatro meses en búsqueda y captura, por fin tengo entre mis manitas tu libro, me lo han traído los Reyes esos de Oriente, ahora sí que sí, me lo voy a terminar (o quizás lo empiece de nuevo ahora que lo tengo en papel) ;D
    Besos corazón

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  12. Gracias por el extraordinario y sensible regalo. Precioso

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  13. Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!

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  14. Que cuenta tan oscuro. Sin duda tiene toda la fuerza de la prosa de los escritores del siglo XIX. Aún en lo macabro se puede encontrar cierta belleza...aún en la muerte. Gracias por compartir este cuento.

    Saludos, Igor.

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