Fue
Alexandr Pushkin uno de los mejores poetas rusos, y sin duda el más popular de
siempre. Aunque Pushkin padecía la enfermedad del amor y la manía de los
duelos. Pero, ¡hombre! Alexandr, si escribías tan buenos versos, por qué
malgastar tu vida con la espada.
Y así he recordado uno de los mejores libros de
poesía que he leído, de Oscar Wilde, la Balada de la cárcel de Reading, que
deja unos versos que, tras años, me siguen pareciendo todo un misterio que no
he acabado de comprender.
Y todos matan lo que aman,
que todos oigan esto;
algunos lo hacen con mirada torva
otros con la palabra halagadora,
el cobarde lo hace con un beso,
¡con la espada el valiente!
A
los 37 años, muere en San Petersburgo Alexander Pushkin. Fue herido
en un duelo mantenido con un militar francés, por la actitud provocadora de
éste para con su esposa. Se rumorea que en realidad fue un asesinato
premeditado.
En
cualquier caso, he seleccionado un poema suyo evocador, El Cáucaso, de 1829.
El Cáucaso
El Cáucaso a mis pies. Yo solo en las alturas.
Estoy sobre la nieve al borde del abismo;
el águila, elevándose de la cumbre lejana,
por encima de mí planea sin moverse.
Contemplo desde aquí dónde nace el torrente
y el impulso primero del alud pavoroso.
Aquí marchan, humildes, las nubes a mis pies;
a través de ellas caen, rugiendo, las cascadas,
y bajo ellas las masas desnudas de las rocas;
allí, bajo el musgo, el arbusto está seco;
pero allí ya los sotos de verdor se engalanan,
donde gorjean las aves, donde brincan los corzos.
Allí también anidan hombres en las montañas,
y llevan sus ovejas por suculentos pastos,
y desciende el pastor a los amenos valles
donde corre el Aragva por umbrosas riberas.
Un mísero jinete se esconde en la garganta
donde espumea el Terek con feroz alegría.
Espumea y brama, igual que joven fiera
que la pitanza mira desde la férrea jaula,
y rompe en las orillas con odio infructuoso,
lamiendo los peñascos con sus hambrientas olas.
¡En vano! Para él no hay pitanza o premio:
Tan fuerte lo aprisionan los mudos peñascales.
Traducción de Eduardo Alonso Luengo.
Y hablando de duelos y duelistas y obsesiones. He
recordado el film Los duelistas, de Ridley Scott. Creo que fue su ópera prima.
Un gran primer paso para entrar en la historia del cine. Aquí dejo unas
imágenes de esta película obsesiva.
Eran los tiempos del romanticismo, tiempos de arrebatadas pasiones. Un saludo.
ResponderEliminarEste Pushkin seguramente sufría un Transtorno de la Personalidad típicamente decimonónico.
ResponderEliminarRespecto al verso de O. Wilde, que hoy me descargas como una de aquellas bombas de 1000 kg. sobre Colonia, yo lo entiendo perfectamente.
Un abrazo y recuerda, algunos son incapaces de no recoger un guante cuando se les lanza...
Mi cariño.
A dos buenos has cogido...
ResponderEliminarAunque no ignorado, no he leido ninguna obra completa de Pushkin. A Oscar Wilde lo he leido con gusto y, alguna de sus obras, releido. Y del mismo poema que tú pones, me vas a permitir recordarte una estrofa que a mi me parece magistral:
Cada celda angosta que habitamos
es una oscura letrina maloliente
y cada apertura que cierran las barras
es fétido aliento de Muerte viviente;
y todo, menos la lascivia, se reduce a polvo
en la máquina Humana.
Un abrazo
Ja, ja. Amigo mío, me alegra saber que unos versos pueden tener la potencia de un regalo lanzado por uno de esos Lancaster que sobrevolaron una Alemania vencida.
ResponderEliminarPrometo no subir los impuestos y un día tratar como se merece la poética de Oscar Wilde, quien como novelista no me atrae y en cambio como poeta y cuentista me asombra y conmueve.
Y me alegra saber que alguien los comprende. Puede ser que me haya perdido en un laberinto. Como en el judo, a veces para mejorar los movimientos es mejor dejarlos en paz.
Un abrazo.
¡Anda! Pues de la Balada de Oscar Wilde los versos que me tienen obsesionado por su belleza son:
ResponderEliminar"Jamás hombres tristes vi
que miraran con ojos tan ansiosos
la azul tienda pequeña
que los presos llamamos cielo
y cada nube indiferente que pasaba
en libertad tan feliz." (en inglés, mucho mejor)
Y no he leído a todo Pushkin, solo algunos poemas.
Saludos.
En una estancia en Dublín, paseando por un parque vi una estatua a este fenómeno de la literatura. Vestía (O.W.) casaca verde y pantalón negro con calzado del mismo color...saqué mi pañuelo y pedí a mi esposa que me retratase dándole lustre a sus zapatos.
ResponderEliminarMe has inducido a releerlo esta tarde, retrasando a Baudelaire (también menudo tipo) que era el que estaba en cartel; será mañana.
Un abrazo.
Pues yo no había leído nada de Pushkin, lamento decir que no suelo leer poesía, tampoco a Wilde en sus poemas, lamentable lo se, pero soy más prosaico, qué le vamos a hacer!!, aunque he disfrutado con la lectura del poema y de los versos en tu post y en los comentarios. De Oscar Wilde leí la inteligente y divertida obra de teatro de Ernesto, la archiconocida novela del Retrato y también una obra suya llamada, creo y hablo de memoria, De Profundis. Y todo me supo exquisito. Saludos Igor, enhorabuena.
ResponderEliminarLos caprichos del amor. Estos poetas tan románticos me aterran, son tan enamoradizos que un día te quieren a ti y al otro, a ella.
ResponderEliminarY ya sabéis qué dicen de los caprichos, los que más nos cuestan , son los que más anhelamos.
Nada, nada de románticos, no necesitan de espadas para dejar herida de muerte a una mujer.
Eso le sucedio por no seguir la escuala Indiana de combate
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=anEuw8F8cpE
¿Que clase de tramposo lleva una pistola a un duelo de espadas?
¿Que clase de tonto lleva una espada a un duelo de pistolas?
Suposo que haver nascut a un lloc tan inhòpit com el Caucas, marca a l'hora d'expresar sentiments i emocions. A l'hora d'escriure, vaja.
ResponderEliminarBon diumenge noi!
Romanticismo ruso en estado puro, monsieur, aunque el poema elegido no sea una de las muestras más representativas. Tampoco es muy representativo de un duelo de la época aquel en que perdió la vida. Más bien fue un asesinato, como usted apunta.
ResponderEliminarLa película es deliciosa :)
Feliz semana
Bisous
En poco espacio, unas cuantas cosas que me enloquecen: La trágica historia de duelistas, como él, como Galois (si no conoces su historia, leela, y su última noche...), la peli de los duelistas, que es magnifícazorodasimente impresionante.
ResponderEliminarGracias :) un abrazo
Amigo Igor, que razón tiene el primer poema, el que ama, siempre hace daño de alguna manera, y ese dolor, a veces mata, o parece que mata.
ResponderEliminarUna vez me dijeron que nadie muere por nadie, pero mi abuelo siempre me dijo, que moriría por estar con su esposa, así que, aun me pregunto, ¿Es cierto que el amor no mata?
un besazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEl Reino Unido tiene a Shakespeare, España a Cervantes. Rusia tiene a Pushkin, Chekhov, Tolstoi, Dostoyevski... y todos en el mismo siglo.
ResponderEliminarY ahora un "regalito": http://www.youtube.com/watch?v=7lHr1giGezY
Nadie interpreta a Oscar Wilde (en el más amplio sentido de la palabra) como Stephen Fry.
¡Qué maravilla! Desconocía todo esto.
EliminarMe ha soprendido enormemente esta dicción tan, entre sosegada y distante, que transforma mi percepción del poema.
No sé mucho inglés, pero la Balada de Oscar Wilde la entendí bastante bien. (Ted Hughes es otra cosa, por ejemplo...)
Una pasada. Usaré ese vídeo cuando haga una entrada sobre el poema.
Besos y muchas gracias.
España tiene también la generación del 27, indescriptible, je, je.
Oscar Wild es uno de los autores que me recomendaron leer en el original cuando aprendía inglés, por su prosa sencilla.
EliminarStephen Fry, además de ser actor y parecerse físicamente a Wilde, es escritor, estudió filología inglesa en Cambridge y es homosexual, con lo que la afinidad con el escritor irlandés es muy grande. Si alguna vez tienes la oportunidad, busca la película "Wilde", que Fry protagoniza con la misma dicción impecable que en el vídeo. Está basada en una biografía de Oscar Wilde ganadora del Pulitzer.
Mira que olvidarme de la generación del 27, vergüenza debería darme...
Aunque hay amores que matan, por suerte ya no van los hombres con pistola y espada en estos días. Son nulos los duelos por muy románticos que sean.
ResponderEliminarDesconocía a Pushkin, aunque ha sido un placer encontrarlo para sumarlo a otros grandes autores rusos.
Un saludo.
María Eva.
Buenas, María Eva Ruiz. ¡Tantas cosas por descubrir! Por las noches pienso que no conzco ni la mitad de la mitad de esa mitad. Así que, pienso, el tiempo no pasa.
ResponderEliminarSaludos.
Se agradece la recomendación, Igor. De Pushkin no he leído nada pero el poema que has colgado en tu blog me parece magistral. La película de Ridley Scott tampoco la conocía, por lo que hoy me marcho con dos buenas sugerencias.
ResponderEliminarSobre mi, hoy por fin he logrado tener algo más de tiempo, así que aproveché de pasarme por acá. El trabajo no me ha dejado siquiera actualizar mi blog. Este fin de semana trataré de corregir eso,
Saludos.
me quedo con oscar wilde.las traducciones de la carcel del reading ,nefastas.
ResponderEliminarmejor,escucharlo,o leerlo en ingles.
saludos.
p.d, los duelos para el que los busque.
Sí que es curioso el verso de Wilde que traes. Se supone que la espada mata al enemigo, no a quien su dueño más ama. No he visto Los duelistas, ¿pero va de esto, es decir de dos tipos que se quieren matar? ¿Tanto se odian, o no?
ResponderEliminarSí que es enigmático el verso de Wilde que traes. Se supone que la espada mata al enemigo, no a quien su dueño más ama. No he visto Los duelistas pero ¿no hay dos tipos que se retan todo el rato? ¿Tanto se odian, o no?
ResponderEliminarPues la espada mata limpiamente y rápido lo que se ama, con palabras se mata lentamente. Palabras de odio y desprecio, claro.
ResponderEliminarLos duelistas: te la recomiendo, sin ser la mejor de nada. Es la historia de una obsesión, de una enfermedad por ganar al otro. Pero si el otro fallece, ¿qué le queda al obsesivo?
Tuve la suerte, caro amico, de poder pasear por St. Petersburg oliendo la esencia de Pushkin. En la estatua erigida en su honor, me senté, escribí, viví. Caminé tres días solo por aquella ciudad helada. Y no lo cambiaría por nada.
ResponderEliminarUna experiencia que te recomiendo encarecidamente.
Saludos.
bape
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