En las manos de los
mejores de. Y paso páginas, más que leer, rastreo. Soy insoportable, soy un
borracho, soy el morro molesto, el lápiz de colibrí,
el catador que se
niega a pagar por el vaso manoseado.
Soy un lector.
¿Por qué faltan
tantos buenos si sobran todos estos medianeros que me abruman la noche de abril?
Quisquilloso, huraño y cansado, los leo,
preguntándome quién
juzga al juez
si es justo tirar
por lo penal para pedir responsabilidades por miopía, tontería, por tanto táctico
de amigos y conocidos
y, ¡oh Dios!, por
ahogar e ignorar
ensombrecer y
acallar los buenos versos
que habitan en la
meseta del olvido.
Y suerte que por
allí, entre tanta ruina, como un gran falo, olfateé de nuevo a Gil de Biedma, ¡arriba!
Jaime Gil de Biedma |
Conozco al poeta, pero no su obra. Ya que la recomienda, a su manera claro, olfatearemos un poco también.
ResponderEliminarUn saludo.
jejejeje, todo escritor es también lector, claro que si... No conozco a ese poeta, últimamente me traes muchos autores desconocidos para mí. Un besazo.
ResponderEliminarNi tan mal lector, conoces muy buenos escritores y además tu escritura no esta mal.
ResponderEliminarSaludos y gusto en volver al sol de los ciegos.
Me parece que me he pasado de frenada... Leí una antología y me puese enfermo, como podéis leer. Bueno, habrá que recordar a Gil de Biedma, pues. Un poeta genial, el mejor de los últimos muchos años para mí, aunque no los conozco todos.
ResponderEliminarSaludos.
Olfateaste y has sabido elegir presa: un poeta que escribe la vida y vive días extraidos de poemas -a ser posible cernudianos-; sin lenguaje rebuscado va de la luz al cieno; sus versos salpican sensualidad, consciencia del tiempo y de la vida.
ResponderEliminarA seguir poniendo su punto a cada "i".
Un abrazo