Un cuento corto pensando ya en El
día de los Muertos, un cuento para
Halloween o Día de los difuntos.
Vaya, para el 1 de noviembre, cuando los cementerios se llenan de flores y
algunos recuerdan y honran a los que “se marcharon con la mayoría”, que decían
los romanos, claro que en el siglo II a.C la Tierra no sufría de la
sobrepoblación de hoy y los muertos, por tanto, eran mayoría.
Bueno, para todo hay remedio. Disfruten del cuento que no tiene más
intención que esa, la de tomarse una pastillita de pura evasión.
EL PASADIZO.
El hombre se acercó al joven, que salía de la
entrevista.
—Vaya, no te han dado el trabajo, ¿verdad?
El joven asintió, compungido.
—No te han dado el trabajo porque eres demasiado
bueno, ¡este puesto de mierda no era para ti!
El joven miró al hombre trajeado con cierto interés.
Había algo en su fisonomía que le resultaba vagamente familiar.
Había algo en su fisonomía que le resultaba vagamente familiar.
—Pues claro que no era para ti. ¿No fumas ni bebes?
Evidente, tú eres un deportista y los deportistas son luchadores. Por eso no te
han dado el curro, tiene miedo de ti. ¿Alguna dolencia? ¿No? Mucho mejor así…
El mundo necesita jóvenes despiertos, dispuestos a esforzarse al máximo. ¿Para
qué sirve un drogadicto que se te queda colgado en una esquina, para qué? Ves,
al otro lado de este pasadizo hay una gran avenida. Y allí hay un trabajo
acorde a tu valía. Tú eres de esos que van a cambiar el mundo, lo huelo, ¡y yo
nunca fallo!
El joven miró el pasadizo. Un túnel en cuya boca
opuesta, efectivamente, se vislumbraba la brillante luz de una avenida. Antes
de adentrase en la oscuridad el hombre trajeado mostró una sonrisa burlona y
añadió:
—En el trabajo hay que darlo todo, hay que dar lo
mejor de uno mismo, ¿no te parece que es así? Es como en el deporte, empiezas
compitiendo contra otros y acabas compitiendo contra ti mismo, ¿no lo crees
así? ¿No es fabuloso ser joven y que nada te duela?
Comenzaron a andar hacia el pasadizo, el hombre
trajeado pasó un brazo sobre la espalda del joven, en un gesto de confianza y
amistad, mientras seguía hablando, hasta que ambos se fundieron en penumbras.
Luego, dos destellos centellaron en la oscuridad y se oyó el sonido de un
cuerpo al desplomarse.
"This is the end, my only friend..."
by Igor Kutuzov, finales de octubre de 2013.
¿Sigues vivo?
Unos viejos amigos míos... |
A éste también lo quiero mucho. |
El único fallo que veo es que ese título delata el final... Claro que soy de las que a dos tercios de terminarse una novela de Agatha Christie sabe quién es el culpable :-/
ResponderEliminarUy, pues iba a escribir "cuento de terror". Más que nada, para que me encuentren.
ResponderEliminarPero tienes toda la razón, el título es una predisposición a lo que vas a encontrar debajo de las tejas de este cuento.
(por eso no leo Agatha Christie...)
Saludos.
Me he quedado un poco a medias. Me falta algo de contexto, de profundidad, para quedar del todo satisfecho. Había mimbres, pero se me queda corto.
ResponderEliminarUn saludo, Igor.
¡Oído Cocina! Bueno, en esto de los cuentos y los relatos, pues hay colores. El de El Pasadizo era puro entretenimiento junto con la anécdota del joven que sale frustrado de la entrevista de trabajo, y por tanto, muy receptivo a propuestas extrañas.
ResponderEliminarSí, quizá he sido demasiado microrelatista.
Saludos.
Fan de los micorrelatos. Fan de Igor Kutuzov. Me ha encantado. Besos
ResponderEliminarQue bien van los microrelatos para decir algunas cosas, como un chupito de literatura.
EliminarBesos.
Me ha gustado el contraste de mutismo y locuacidad. También la crítica social.
ResponderEliminarUn saludo desde la calle Baker, recuerdos de Holmes.
Pues sí, el cuento tiene un punto de crítica social. Hay muchos que se aprovechan de la desesperación de los otros, en este caso por no encontrar trabajo. Y uno es muy locuaz, como un vendedor de crecepelo.
ResponderEliminarSaludos.
jaja. Uno no sabe, uno va por la vida como si hubiera una niebla que no deja ver. Uno empieza, efectivamente, compitiendo contra los demás y cuando ya está habituado a ello, todo le parece poco y empieza a ver como adversario al propio yo. Otro contrincante duro con el que bregar. Porque uno va evolucionando y se va convirtiendo en distintos "yoes". Y los tiene que ir venciendo y matando para que el siguiente yo sobreviva pero enseguida evoluciona y tiene también que acabar con él, que lo ancla y lo lastra. Es una sucesión de relevos-muertes sin fin.
ResponderEliminarJe, je. dafd, uno no sabe nada. Vas por ahí, sobreviviendo, perplejo ante el mundo, y poco más. Al menos en mi caso.
ResponderEliminar"Porque uno va evolucionando y se va convirtiendo en distintos "yoes". Y los tiene que ir venciendo y matando para que el siguiente yo sobreviva pero enseguida evoluciona y tiene también que acabar con él, que lo ancla y lo lastra". Debería escribirse algo sobre eso.
Recuerdo haber leído una entrevista a un escritor libanés, de cuyo nombre no puedo acordarme, que decía que cada 10 años uno debe reinventarse o morir en una piel de serpiente muerta. Quizá sea así, quizá.
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