El otro día se citó en comentarios del
blog este cuento breve, ¡brevísimo! Es un clásico y es un microcuento genial,
irónico y, de algún modo extraño, también vital: olvidar los propios miedos,
todo está escrito. Jean Cocteau (1889-1963) fue muchas cosas: poeta, novelista,
cineasta, crítico. Una vida trepidante, como este micro.
«Un joven jardinero persa
dice a su príncipe:
-¡Sálvame!
Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por
milagro, quisiera estar en Ispahán.
El bondadoso
príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la
Muerte y le pregunta:
-Esta mañana
¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
-No fue un gesto
de amenaza -le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de
Ispahán esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahán.»
—Fin—
¡Nos
vemos esta noche es Ispahán!
Muy bueno. De la muerte no se escapa nadie, pero por si acaso mejor no pasar mucho tiempo en Ispahán...
ResponderEliminarYa veo que te gustó, realmente es muy bueno. Del mismo estilo, por si te interesa, en la parte final de la entrada Sueños y realidad publiqué otro, éste escrito a mi manera, que seguramente también te gustará. Es de Gustave Weil. En el libro “Antología de literatura fantástica” de Borges, Silvina O’Campo y Bioy Casares encontrarás muchos, aunque en la edición que yo he leido, en mi opinión la traducción no acaba de convencerme en algún caso, pero vamos, que está muy bien. Un saludo.
ResponderEliminarEsta noche, tras pensarlo mucho, he decidido quedarme en Barcelona. Más concretamente escondido debajo de diez capas de pieles y junto al fuego de mi castillo imaginario. Ya me acercaré a Ispahán un poco más tarde.
ResponderEliminarYo me quedo en Madrid esta noche (y casi todas). Ispahán lo dejo pa otro día, si eso.
ResponderEliminar;)
Estupendo!!! gracias por compartir.
ResponderEliminarIncreíble.
ResponderEliminarCasualmente vi el otro día La bella y la bestia de 1946. Un poco más desenfadada que la romántica versión Disney, también incide en lo ineluctable del destino de Bestia y Avenant, esta vez no en relación a la muerte, sino en relación a Bella.
La clave está en ineluctable, claro está. Aquí con un destello de humor irónico. ¿En el amor también es así? En la muerte seguro, en lo demás ya no sé yo, a pesar de que los antiguos griegos estuvieran tan convencidos de que su destino era algo sabido.
ResponderEliminarSaludos.