Estuve leyendo hace unos meses un par de
libros de Wislawa Szymborska, la gran poetisa polaca que ganó el Nobel
de Literatura hará unos pocos años. Me pasó algo inaudito. Me reía leyendo sus
poemas, me reía por, casi, casi, primera vez con un libro de poesía en las
manos gracias a esta dama polaca. Y, para mí sorpresa, tras cerrar ese par de
libros, los releí inmediatamente antes de devolverlos. «El poeta contemporáneo
es escéptico y desconfía incluso -o más bien principalmente- de sí mismo. Con
desgano confiesa públicamente que es poeta -como si se tratara de algo
vergonzoso.». Aquí dejo uno de sus poemas. Cuando haya leído más le
dedico un post tan largo como un día sin uasaps.
El viejo catedrático
Le pregunté
sobre aquellos tiempos
en que éramos
tan jóvenes,
ingenuos,
entusiastas, tontos, inexpertos.
Algo de eso
ha quedado, excepto la juventud
-respondió.
Le pregunté
si todavía sabe a ciencia cierta
lo que es
bueno y lo que es malo para el hombre.
La más
mortífera ilusión posible
-respondió.
Le pregunté
por el futuro,
si lo sigue
viendo claro.
He leído
demasiados libros de historia
-respondió.
Le pregunté
por la fotografía,
esa en el
marco, sobre el escritorio.
Fueron,
pasaron. Mi hermano, mi primo, mi cuñada,
mi esposa, mi
hijita sobre las rodillas de mi esposa,
el gato en
los brazos de mi hijita,
y un cerezo
en flor, y sobre el cerezo
un pájaro
volador no identificado
-respondió.
Le pregunté
si es a veces feliz.
Trabajo
-respondió.
Le pregunté
por los amigos, si todavía tiene.
Algunos de
mis antiguos ayudantes,
que también
tienen antiguos ayudantes,
la señora
Luzmila, que gobierna mi casa,
alguien muy
cercano, pero en el extranjero,
dos señoras
de la biblioteca, las dos sonrientes,
el pequeño
Gregorio de enfrente y Marco Aurelio
-respondió.
Le pregunté
por la salud y por su estado de ánimo.
Me prohíben
el café, el vodka, los cigarros,
cargar
recuerdos y objetos pesados.
Tengo que
fingir que no lo oigo
-respondió.
Le pregunté
por el jardín y el banco en el jardín.
Cuando la
noche es serena observo el cielo.
No deja de
asombrarme cuántos puntos de vista hay ahí
-respondió.
Wislawa Szymborska
Pienso que obligación del poeta es tener un grado de escepticismo y una inseguridad que le obliguen a elaborar su poema con la duda encima y la tijera al lado. Sòlo así sus versos serán el concentrado de un pensamiento o sensación fructífera para el lector.
ResponderEliminarSé que otros se conforman con la belleza solamente y lo comprendo, pero a mi no me llega.
Las respuestas del catedrático conciso me gustaron, y a la autora no la conocía.
Un abrazo.
Sorprendente. Cuántas cosas pueden caber. Eso del pajarito... (miren el pajarito que quedan retratados). Aquí ha retratado al catedrático, y a más.
ResponderEliminarMe encanta Szymborska...También soy polaca, la conozco en polaco, cómo no, y en español...Siempre se pierde al traducir pero...me alegro aquí se pueda leer a esa gran mujer.
ResponderEliminar¡Oh, qué suerte! Poder leer a Szymborska directamente en polaco. Siempre se pierde al traducir. Hay dos tipos de traducciones en poesía: las que se pueden leer y las que te ponen de una mala leche que no se puede ni mencionar.
ResponderEliminarSaludos.