13 jul 2014
Dispara contra ese abuelo que saltó por la ventana
Me pasaron el libro de Jonas Jonasson. “Es buenísimo”, me dijo el amigo.
Llegué al tercer capítulo llevado por un acto de fe en un colega. Pero cómo
puede ser. Cómo, un libro tan simplón, infantiloide, falto de toda imaginación
y gracia llegue a ser un superventas. Y aquí, de nuevo, me hallo ante el dilema
de si la telebasura y la literbasura nos la venden o la pedimos a gritos con
lágrimas en los ojos. “¡Por favor, más mierda!” ¿Eso es lo que grita el grueso
de los lectores? Lo dudo. Al quedarme unos gramos de idealismo en el tejido
neuronal pienso que nos la venden con slogan tipo “¿De verdad que todavía no te
has leído El Abuelo que saltó por la dichosa ventana
ni El Código-ya-te-puedes-imaginar-de-qué-va-Da-Vinci? Corre como un galgo
hambriento hasta tu librería amiga y cómpralos inmediatamente, zopenco!”
El abuelito primero salta por la ventana y se fuga.
Bueno, hasta aquí, vale. Uy, vaya si la lía el señor mayor éste. Además deja
colgado a un político. Se lo merecía, claro. Luego llega a una estación de
autobuses y el hombre en cuestión se hace con un botín de un peligroso delincuente.
Esto lo veo yo cada día en mi barrio, es de lo más frecuente. La gente mayor
pegándosela a los quinquis del barrio. A continuación aparece en una cabaña de
bosque con otro tipo salido de las tinieblas y bla, bla, bla. Y no recuerdo
más. Ahí lancé el libro por la ventana. Se trata de enganchar al lector
mediante un proceso de identificación del abuelo abandonado por la sociedad,
identificación con el fracasado, con el paria, con el pobre hombre o mujer que
somos casi todos, al igual que los niños se identifican con Spiderman y sus
saltos difíciles de corroborar si el señor Newton es quien mira. Encima este
verano estrenan la película, para repetir ese buen sabor de boca de la novela.
El cine convencional, en proceso de desaparición, aprieta la soga que lo ahoga.
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Menos mal que la gran obra te la pasaron... al menos así no has tirado tus dineros por la ventana. Sí que hay mucha inmundicia impresa. La desgracia es que haya lectores que te digan lo de "buenísimo"
ResponderEliminarUn saludo
No lo dudes, el último de Belén Esteban se vende como churros, en la última Feria del Libro de Madrid ha sido uno de los más vendidos. No hay que extrañarse; hay muchísimas más gente que no lee que la que lee, y esos libros los compra gente que nunca lee un libros: los escriben para ellos, con un negro literario y un famosillo a forrarse.
ResponderEliminarSaludos.
Marián, me estuve leyendo un artículo de El País sobre la Feria del Libro de Madrid y el sector. Esto es una debacle, una caída vertiginosa. Y, en la pérdida del libro (lectores, editoriales, tiradas, títulos), hay un cambio estructural. Leí el artículo y pensé: el fin del libro de papel ya está aquí, acuciado, además por la crisis. El único segmento que crece son los ebooks, en todos sus formatos. Belén Esteban. Que gran personaje. Imposible de cincelar desde la imaginación. Y es un tótem, un enorme termómetro-País.
EliminarSaludos.
También a mí me han hablado de ese libro, también a mí me lo han recomendado. Tengo por persona de buen criterio a quien me habló de ese libro. También le tengo a usted por persona con criterio acertado. No sé, uno a uno, de momento...
ResponderEliminarUn saludo.
Estás como los The Clash (should I stay or should I go) o como los Héroes del Silencio (entre dos tierras estás...). En caso de duda sobre un libro siempre le doy la misma solución: dejarlo y optar por un clásico: Julio César, Herodoto, Virgilio, Marco Valerio Marcial....
EliminarSaludos.
Siempre se dice que eso es cosa de la oferta-demanda, pero a eces pienso que quizá sea también una cuestión de costo-beneficio. Los autores de obras como esta, 50 Sombras, etc son como un preescolar con un bote de pintura. No tienen concepto de Arte, ni de quién es Goya o Velazquez. Pinta porque los que le rodean dicen "qué chulo" y eso es todo lo que esperan. Si alguien pide más, se lo dan en minutos felices de recibir la atención. Un artista es más consciente. En el caso de los libros, eso puede significar que el autor firme el acuerdo con la editorial de forma más inocente -y ventajosa para la última-.
ResponderEliminarNo lo sé, pero apuesto a que si después de esto a Jonas Jonasson le piden otro no va a exigir tanto como, por ejemplo, Ken Follet después de Los Pilares de la Tierra.
Jeje. Un lector perspicaz puede no solo hallar algo bueno en el peor libro, es que además lo redime con su perspectiva de la obra.
ResponderEliminarJa, ja. Quizá tengas razón. Lo cierto es que el abuelo que saltó por la ventana me pareció tan previsible y tópico, flojo, que hasta me costaba de creer. En fin.
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