Comprimida
en el pequeño balcón, ve los hombres de la calle pasar pensando en los hombres
de antaño, aquellos hombres que abrían y sostenían las puertas para dejar pasar
a las damas. Hay mucho jaleo en la calle porque son las fiestas del barrio.
Escucha,
sin mirar, el correteo de la casa, a sus espaldas. Hoy, tras el silencio de
tantos años, vuelve a tener el piso lleno de familiares. Discuten y toman
medidas. Está cansada. No sabe si quedarse un poco más o volver al cementerio
donde esa misma mañana la han enterrado.
I.K en este templado enero de 2015
Buen microrelato, Besos.
ResponderEliminarNarrativa llana que alcanza toda su altura en la última y lúgubre frase.
ResponderEliminarQué común la duda de enfrentarse o dar la espalda y hacerse cautivo en las propias rejas.
Saludos
Me gusta mucho por lo... inesperado.
ResponderEliminarAbraçada, xiquet!!
Y este microcuento está, otra vez, basado en hechos reales. Todo normal, todo normal, hasta llegar al final. Saludos.
ResponderEliminarQué lindo, compañero. Gracias por compartirlo. Abrazo y hasta pronto.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo hubiera imaginado donde en realidad, estaba ella.
ResponderEliminarSin duda el final aporta un giro mas que inesperado.
Como estas tanto tiempo?
Un beso!
Dudas existenciales de la pobre señora Mayte en los primeros momentos de su no existencia.
ResponderEliminarMuy ocurrente Igor.
Un saludo.
"Hoy, tras el silencio de tantos años, vuelve a tener el piso lleno de familiares"
ResponderEliminarQué trágico es esto. Qué voraces e hipócritas somos los hombres.
Un microcuento trágico y... real, de nuevo. Basado en hechos reales.
ResponderEliminarDe todos modos, hay de todo. Pero en este caso...
Saludos.
Me gusta la frase final, realista, con esa indiferencia compartida.
ResponderEliminarIndiferencia compartida. Es la expresión exacta de nuestra sociedad de ovejas sociales.
ResponderEliminarSaludos.