Entre dos puntos
Hablas de puertas y aceras
infranqueables
y de este rostro tuyo
fatigado.
Hablo yo de llegar a la plaza
cuando vacila la vida y el
alma,
hiladora de sueños, canta
adormeciendo los espirales.
Aúllas en la cama, amarga
la buena estrella perdida
y en nada me escuchas.
No me hables de volver.
Te alejas de las antesalas
donde eran otras tus
palabras,
viras de golpe y no sabes
adónde vas.
Como una hormiga acarreas
pequeñas piedras y mentiras,
remueves las piezas del ayer,
y desechas los ángulos de la
duda.
Cabalgando en un enorme
péndulo
prisionera del claro de
bosque
donde todos los espejos te
afirman
y sostienen al precio de tu
vida.
I.K, mayo de 2015. Del libro Poemas 3,14.
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