Mientras
sigue la Guerra de los Lazos yo
pienso en el reguetón, que rima con botón. Ah, es que antes de los lazos hubo
una guerra de botones. Pienso en el reguetón, que va bien, va por buen camino y
es realmente la música de la gente joven. ¿Por qué estoy seguro de eso? Porque
el reguetón me molesta. Cantan como si se hubieran puesto un calcetín de alta
montaña en la boca. El reguetón es el rock de ayer. Agobia a los adultos, sus
letras molestan a los adultos (que poca memoria) y eso es una señal empírica de
rebeldía.
Mi madre
tiene razón. Los Rolling Stones eran sucios, bebían, se drogaban… Mi madre odia
los Stones, yo los adoro. Fueron también unos genios de la música. Es curioso.
Pronto el reguetón y estilos parecidos sonaran de música de fondo en ascensores
o en anuncios de colonias, coches o ioguetaras. Las sociedades capitalistas lo
asimilan todo, todo lo hacen suyo y cada vez a mayor velocidad lo que implica
que a mayor velocidad deben salir cosas nuevas. Larga vida al Reguetón. El otro
día escuché el Thunderstruck de los AC/DC en no sé qué lugar serio y oficial.
Pronto sonará el reguetón de música de fondo en el discurso del Rey en Navidad.
Y mientras
unos ponen lazos y otros los quitan y yo tengo la sensación de ir todo el día
colocado con algún tipo de cola superpotente, he descubierto un gran poeta. Polaco. Lo
descubrí vagueando por la red, que en poesía cumple bastante bien su función. A
lo mejor porque un poema suele ser en formato breve, de lectura ágil. Czeslaw Milosz se llama. Nobel en 1980. Nació en
Lituania. Vivió y creció en polaco. Escribió un ensayo que estoy leyendo, El Pensamiento Cautivo. Vio llegar al
ejército nazi y vio llegar al ejército Rojo. Una joven oficial rusa comandado
una columna metralleta en mano bajando por una colina. Y escribió poemas como
este.
Lo que era grande
Lo que
era grande pequeño resultó.
Los reinos palidecían cual cobre cubierto de nieve.
Lo que deslumbró ya no deslumbra más.
Las tierras celestes ruedan y lucen.
A la orilla del río, tendido en la hierba,
Como hace mucho, mucho, suelto barquitos de corteza.
Los reinos palidecían cual cobre cubierto de nieve.
Lo que deslumbró ya no deslumbra más.
Las tierras celestes ruedan y lucen.
A la orilla del río, tendido en la hierba,
Como hace mucho, mucho, suelto barquitos de corteza.
Así que
tarde o temprano, como la guerra de los botones, la Guerra de los Lazos se
olvidará. El reguetón será sustituido por música pop coreana, todos ellos
andrógenos, bailongos y asexuados, el Real Madrid se sacudirá de los dedos de
Floren, el capitalismo será sustituido por otro orden similar, Méjico comprará
deuda norteamericana para que su vecino del norte no se hunda y pueda seguir
comprando sus productos tecnológicos, los nietos de mis nietos viajarán por
galaxias lejanas, el cambio climático consistirá en la llegada de una nueva
época glaciar, más de la mitad del Mediterráneo será una pista de hielo, los
gatos formaran reinos silenciosos en bosques impenetrables y alguien, muy de
vez en cuando, pinchará Time is on my
side, de Rolling Stones, que eran unos sucios y drogadictos ingleses que
reformularon la música negra para millones de ¿usuarios o personas?
Las de los rollings, las versiones musicales, de orquesta, ya suenan desde hace tiempo en los ascensores jajaja.
ResponderEliminarSaludos!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHabía hecho un comentario y lo he tenido que eliminar. He incurrido en una confusión por ignorancia. Tomé el reguetón por otro estilo que no tiene nada que ver. Me disculpo.
ResponderEliminarPienso que los inicios musicales son fundamentales. Yo conocí antes La Movida que a Jagger y los suyos (llegué antes a En alas de la mentira de Radio Futura que a Angie, que es una "peaso" canción). Por eso de los Stones sé poco.
Hay algo que me congracia con el malsonante reguetón y es que arrasa explotando algo que la sociedad autocensura: la mujer (y, como consecuencia, el hombre) como objeto sexual. Significa que los jóvenes no han sucumbido al discurso único en el que parece que la nueva progresía (cuyos fines cada vez huelen más al viejo conservadurismo) quiere encorsetarlos.
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