Si le
hubieran dicho a Hitler, quien ordenó a su general acantonado en la Ciudad de
las Luces que la hiciera saltar por los aires, que serían los mismos franceses
los que harían arder París, se hubiera reído un rato.
¿Qué está
pasando? Llegan los de Vox (vox Populi, vox Dei est, imagino…), los ingleses se
van de Europa, hay gobiernos autoritarios en Polonia, Ucrania, Rusia, Hungría,
en el gobierno de Austria hay ultraderecha, en Italia también. Los nazis hace
mucho que volvieron a Alemania. China jamás será una democracia como Atenas,
que tenía 30.000 ciudadanos, no hay que olvidarlo, y no 3 Mil Millones o así.
Y luego
está el presidente del país más poderoso e influyente del planeta, que no es
Bob Esponja-el-mejor-amigo-que-puedas-tener, sino Donald Trump. El peor amigo
que puedas tener y un tipo que sabe escuchar qué quieren oír una buena parte de
los norteamericanos, los que están hasta los cojones de todo. Creo que ese es
su gran mérito.
Porque todo
esto en una sociedad justa no pasaría. El
arte sucede y esto no sucedería. Creo que hay muchas circunstancias que se
están dando para explicar los populismos y el auge de los ultras y los
gobiernos autoritarios en todas partes. Pero hay una, una gran razón que es la
base de todo. La razón es que una parte de las sociedades de los distintos
países del mundo sabe que los han dejado de lado. Que está fuera. Que no
cuentan. Que sus gobiernos gobiernan para favorecer una pequeña élite y no al
todo. Estos son los chalecos amarillos, los que en Francia se han quedado
colgados. Arde París.
Todo esto agravado
por la Globalización, que ha conseguido formar no una minoría rica nacional
sino mundial. El discurso de reparto de riqueza e incremento de la igualdad era otra mentira propagada disciplinadamente por los medios de comunicación. La
Globalización no es más que el discurso, la ideología, del gobierno de las
grandes corporaciones. No puedo dejar de pensar que el Imperio Romano sucumbió
cuando una pequeña élite concentraba casi toda la riqueza. ¿Para qué luchar por
Roma entonces? Adjunto un mapa europeo. Es el porcentaje de personas dispuestas
a luchar por su país.
Vienen años
turbulentos. Las economías avanzadas van a volver a toser. Unos ganarán y otros
perderán. Lo peor es esta sensación que tengo desde hace unos meses de que
vamos hacia un mundo en conflicto. Que poco me gusta, que poco me gustan los
ultras, los autoritarios y los gobiernos de hoy que gestionan junto y para unos
pocos. Gran parte de los ciudadanos de muchos países distintos hemos perdido la
ilusión, acaso siempre fue una ilusión, de que éramos amos de nuestros destinos
y podíamos controlar nuestros trabajos y nuestras vidas. Que lejos y cerca quedan los tiempos que inspiraron la película Arde París.
"Adjunto un mapa europeo. Es el porcentaje de personas dispuestas a luchar por su país".
ResponderEliminarSe parece al porcentaje en tiempos de Rodrigo. Aunque al final sí hubo trifulca.
Es interesante lo que comentas respecto al orillamiento de la gente que siente (o sentimos) que se gobierna para una minoría. Lo que constituye acicate para que la masa votemos soluciones que nos representen mejor o que creamos que nos representen mejor. Creía que gobernar es presentar un proyecto, bueno para todos, a los ciudadanos y seguirlo. Lo que no sospechaba nunca es que ese proyecto en el fondo no es para gobernar sino para muchas otras cosas, por ejemplo contentarnos a la mayoría con soluciones que no son posibles porque no conducen al bien de todos como los populismos de todo tipo propugnan, contentar a la minoría con medidas que son muy eficaces para esa minoría, contentar a los políticos mismos. Las medidas o son pensadas para seguir orillando a la mayoría, o son pensadas como marketing para seguir ganando elecciones. Pero esto son generalidades.
El gobierno siempre trata de salvaguardar a los que ostentan el poder económico y social. Podría contemplarse la posibilidad de que después de la última guerra los gobiernos trataron de rebanar algo del poder internacional y durante unos años se vivió el espejismo de la paz social. Lo que pasa es que eso sucedió en unos pocos sitios y no salió gratis a otros países. Ahora, como bien dices, la élite ha tratado de recuperar el terreno perdido durante la postguerra y ha descubierto en la globalización el medio. Lo que ha supuesto la irrupción en el tablero de ajedrez de la élite ya no nacional sino internacional que ha pasado a querer gobernar el mundo y a poner nuevas reglas. Reglas que ya no siguen la vieja fórmula de respetar a las mayorías de los países ricos. Ahora todas las mayorías confluyen. Es curioso que la irrupción de populismos afecte sobre todo a los países otrora privilegiados.
Camino allanado para los amigos extremistas, de todos los colores. Creo que el primer fin de un gobernante es mantenerse en el poder.
ResponderEliminarLo que comentas de final de la segunda guerra mundial. Creo que pasaron muchas cosas. Y que las élites tenían un miedo y obsesión: había otro planteamiento sobre la mesa, la alternativa comunista, muy poderosa en Francia, Grecia e Italia. De ahí el bondadoso estado del bienestar, que ahora vamos enterrando poco a poco ya que no hay una alternativa.
La globalización: es la clave, es el instrumento perfecto. En algunos países ha reportado riquezas, en la mayoría no. Y las élites son internacionales, eso es un gran cambio. Se puede ver en el accionariado de las grandes corporaciones, de las grandes de verdad.
dafd, estamos en una transición. Clarísimo. Lo que no sé es hacia dónde. Una mezcla de USA y China. ¿Una democracia tutelada? No lo sé.
Un saludo.
No sé ya si estamos ante un vaivén auténtico del péndulo o si simplemente alguien ha dado un golpe a la mesa y lo ha agitado un poco.
ResponderEliminarEn América, pase lo que pase, en cinco años no habrá Trump. Igual que después del aislacionista Bush junior vino Obama, se aburrirán del Naranjito y se irán al otro extremo. Hoy en Inglaterra y Gales (no digo Reino Unido porque en el resto del Reino Unido la opinión de la población ha sido constante)se ha formado el movimiento poroeuropeo más organizado, fuerte y motivado del continente. Podemos llegó a ser el partido mayoritario en las encuestas, pero el escepticismo por la nueva política con el que inocularon a España hace que Vox no tenga esas expectativas ni de lejos. Los países del Este se acabarán adaptando, sobre todo ahora que ven el frío que se puede pasar lejos del paraguas comunitario. Francia... ¡Ay Francia! Esa ya es más complicada. Pero resiste.