10 oct 2014

El Universo

Publico un nuevo relato corto e inédito por si apetece una tapa de literatura novedosa y basada en los ingredientes de siempre, los tradicionales, los que siempre se mezclan. ¿De qué va el relato? Del universo.


El Universo


«esperando a que asomara y se arrastrara afuera
primero sus antenas ondulantes como pajas de heno»
Egar Lee Masters
Spoon River

Con unos amigos habíamos alquilado una casa rural de esas donde la mayor parte del tiempo se invierte en preparar una comida tras otra. Llegada la mañana del domingo hicimos una excursión al río. Fue en primavera, una cualquiera, rutilante, esplendorosa. La naturaleza prepara los frutos para la ofrenda de invierno. Llegamos al río. Grandes rocas pulidas que fueron movidas por gigantes de otras eras estrangulaban el curso de agua limpia hasta llegar a un salto que a sus pies creaba una poza que replicaba con esmero el color del cielo. Luego el riachuelo seguía su curso en llano, entre grupos de cañas altas que como guardianes lo custodiaban. Como la profundidad era poca decidimos seguir adelante desde el interior del río. Saltamos adentro. Los niños, entre asustados y excitados, reían al observar las nubes de barro que levantaban sus pies bajo el agua. Hasta que uno gritó. Un ser extraño, la viva fisonomía de un alienígena. Se había movido hacia atrás a una velocidad de vértigo. Habían más, habían muchos. El cauce, tranquilo en aquel tramo, era una colonia de cangrejos de río, rojo brillante si la luz se reflejaba en sus caparazones de grueso esmalte. Nuestras pisadas provocaban que los cangrejos se propulsaran hacia atrás como si estuvieran montando un cohete de vuelo corto. Avanzábamos y los saltos subacuáticos se repetían dejando bajo el agua estelas de fango en suspensión. Éramos los kraken mitológicos, los seres inimaginables de otra esfera que invadíamos sus dominios. Algo que, cuando nos marcháramos, no entenderían. Aquel tramo de río moría en otra pequeña cascada. Y ese espacio, entre salto y salto, justo ese espacio y nada más, en el que asomaban unos inalcanzables abedules de hoja lejana, en el que a veces los rayos del sol barrían los secretos del fondo del cauce ancho de corriente mansa sobre el que volaba una solitaria golondrina o se posaba, durante el suspiro de una eternidad, una libélula larvada con vidrio nervudo de catedral, donde en alguna ocasión asomaba el zorro para lamer el agua, todo aquello y sus cuatro estaciones con lluvia, niebla y días soleados, el corto tramo de río entre saltos, para la discreta colonia de cangrejos todo aquello era el completo, perfecto, inconmovible y entero universo, que nosotros nos disponíamos a abandonar en tres o cuatro pequeños saltos.



Igor Kutuzov, octubre de 2014.





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12 comentarios:

  1. Un pequeño tramo de río: vasto universo para esos animalitos con pinzas que lo ven tambalearse con la llegada de monstruos lejanos, olas gigantes, ruidos no escuchados antes...
    Un pequeño tramo de rio: sinopsis del universo de aquellos que, descalzos, lo patean. Y de otros universos con otros seres, y de todos ellos; que no son más que uno.
    La naturaleza y los niños, nada ´mejor para sentir el bullir de la vida.
    ¡Saludos!

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  2. Pues sí. Los niños y la naturaleza hacen que la vida fluya. Ya ves, esto del universo es un tema de escalas. Imagino lo que es el universo para los gatos que tengo en casa: el piso, el pequeño patio y las casas que los rodean. ¿Imaginarán que más allá de esas casas, que son el límite, habrán otras casas y luego campo, bosques, mares y otros gatos en otras casas...?

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  3. Respuestas
    1. Gracias por el comentario, dissortat. Sí, creo que uno de los motivos de la fascinación que causa el universo -el futuro del hombre está ahí-, es que resulta inalcanzable.
      Saludos.

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  4. Así es señor Kutuzov, de ahí es estudio del macrocosmos y el microcosmo, esas dos esferas que van a su aire sin importarles nada; y luego está, como obra humana la macroeconomía, que por grande nos ahoga a "casi todos" y la microeconomía, en la que como esos cangrejos estamos todos y que de tan pequeña como es no nos deja ni respirar.
    Volviendo a su relato, describe perfectamente, cómo es la vida en ese pequeño universo.
    Un saludo.

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  5. Ostras... El paralelismo está de muerte. Y ahora que lo pienso, yo me dedico a la átomoeconomía, porque ni micro. Este ha sido uno de los resultados de la globalización: la macroeconomía fagocita la microeconomía sobre la que se sustentaba. A mi me sigue recordando el periodo anterior a la caída del Imperio Romano, cuando los latifundistas se cepillaron a los pequeños propietarios rurales y a los artesanos.
    Cangrejos todos, así es.

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    Respuestas
    1. la macroeconomía fagocita la microeconomía sobre la que se sustentaba. ¡Genial!
      Esta la hago sentencia de cabecera.

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    2. Que alegría. A veces miro la economía y bien parece una pirámide vegetal en la que todo está enlazado y enraizado en todo. ¡Cuánta agua falta y buena tierra!

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  6. Me ha gustado mucho el relato, además me ha recordado mis días de la infancia cuando pescábamos esos "alienígenas" en el Arlanzón, a las afueras de Burgos...
    Saludos.

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  7. Arlanzón, que toponimia tan épica. Será que está cerca de Burgos.
    Como cuesta encontrar cangrejos de río. Además, son un indicador de limpieza. Ah, ¡la pesca de la infancia, la que no se olvida!

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  8. Jaja, en tres saltos. Eso es todo lo que da de sí todo el universo de un cangrejo y, relativizando, por qué no predicarlo de nosotros mismos.
    Ya podías colgar más de estas fotos-descripciones con esas frases made in Igor. Quizá como si fuera una especie de ejercicio.

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  9. El relato, bien pensado, hubiera podido llamarse "relatividad". Imagínate algún tipo de ser galáctico que viene a visitarnos a la Tierra, esa pequeña bola de materia compacta, aire y agua. Un ser capaz de salir de aquí en dos o tres saltos.
    Subiré más foto-descripciones, a medida que salgan, seguro. Un abrazo.

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