El apabullante éxito del Salón del Manga de Barcelona me hace pensar, de algún modo, en el fracaso de la cultura de ocio europea, y por ende, en lengua castellana, catalana, vasca, gallega, etc. El fan Manga lo acepta todo, colas de dos horas entrada en mano incluidas, para acceder al paraíso. Un paraíso soñado por la cultura japonesa.
Estuve el pasada sábado,
día de los muertos, en mi segundo salón Manga en calidad de guardia de corps de mi hija y una colega
suya, que a sus doce años apenas leen literatura y en cambio sí consumen
masivamente cómics y ven todos los animes habidos y por haber. ¿Por qué? Porque
las alternativas culturales que los mayores les ofrecemos son aburridas.
Prefieren este universo de corte fantástico, basado en la rica tradición de la
literatura fantástica japonesa. Aburridas son las películas, los libros, los
cómics, los videojuegos, las series y los dibujos animados fabricados en Europa.
Bien pensado, las series de
televisión de éxito entre los jóvenes o son norteamericanas (Walking Dead,
Breaking Bad, Juegos de Tronos) o son anime.
Aunque, viendo la mediana de edad del salón manga de Barcelona, el público no
es tan joven como creía.
Y, además del aburrimiento
que provoca el ocio fabricado en Europa, hay otros factores de éxito del manga:
el formato japonés se adapta maravillosamente al nuevo formato de
lectura/consumo: es fragmentario y se consume rápido. Un cómic de One Piece, por ejemplo, se lee en media
hora y su traslación en dibujos animados (anime) dura veinte minutos.
Ña-ñac-ñac. Divertido, bueno, gratis (otra clave del éxito son las páginas que
piratean manga, expandiéndolo), y perfectamente divididle en pequeños espacios
temporales.
En fin. Un sábado, día de
los difuntos, me desperté a las siete de la mañana (ya pueden darme el pésame)
para asistir a un largo desfile de cosplays (= disfraces de los héroes manga),
muchos fabricados con mucho talento de modo artesanal usando madera, espumas,
goma eva, etc por los fans. ¿La diversión? La exhibición. Flipado, iba
admirando a los disfrazados preguntándome cuántas horas habían invertido en
manufacturar (con las manos) esos trajes y qué los motivaba. Como siempre, los
había cutres y los había muy currados.
A mi me hacen gracia
algunos manga. Otros los encuentro horrorosamente arquetípicos. El que más me
gusta es One Piece, que ofrece una
historia de piratas clásica totalmente irreverente en la que un héroe, por
ejemplo, puede ser un gigante grotesco ataviado como un travesti, otro de los
héroes siempre se pierde, como Zoro, y uno de los grandes malos viste zapatitos
de bailarina y su abrigo de plumas es de color rosa chillón, como Doflamingo.
No, no, si es que además cuadra.
Me aplico el conocido dicho
de que si no puedes con tu enemigo, únete a él. Mi hija y yo llevamos unos
pocos años dibujando personajes manga. Ella, incluso ha ganado un premio de
dibujo (retratando a Boa-Hancock, de One Piece) y lo peor de todo es que me lo
paso muy bien y salgo del papel de padre “haz los deberes, barre tu habitación,
estudia inglés, levántate, quita la mesa”.
Ahora nos hemos liado a largo plazo, estamos dibujando un mural manga,
de dos metros de largo por uno y medio de ancho. Está quedando bien aunque
queda trabajo para meses. Sensación de ir a alguna parte, por influjo del mundo
manga.
Tuve esta misma experiencia hace diez años, cuando se celebraba en La Farga de Hospitalet. Fui con mi hija disfrazada de no recuerdo que personaje de manga y sus amigas. Madre mia, cuando lo rememoro creo que eso si que fue una "experiencia religiosa".
ResponderEliminarDe todas maneras, creo que no me lo pasé tan bien comot tú ;-)
Saludos
Sam
Bueno, siento una cierta afinidad por ese mundo. La culpa la tiene un chaval llamado Akira. Luego, me enchufé con los Cimoc y los Zona 84', que sí ofrecían una alternativa de cultura de ocio a los chavales de la época. Y me gusta dibujar. Eso ayuda a digerir el Salón Manga.
ResponderEliminarY por cierto, si miras las cifras de público al salón, comparadas con las de diez años atrás en el Manga de La Farga, el crecimiento es exponencial. Algo pasa.
En fin, ya ves, de pretoriano en el salón del Manga, como tú, diez años atrás.
Saludos.
Te animo a que sigas.
ResponderEliminarBesos.
Si tu hija se enzarza en un proyecto a largo plazo, la inmediatez no es necesariamente lo que busca más en la oferta cultural.
ResponderEliminarLos americanos tienen una alternativa que también crece a pasos agigantados: ComicCon. Tengo pendiente ir al de Glasgow, por curiosidad.
Para mi lo que falta quizá no es tanto la oferta como su difusión. De un tiempo a esta parte toda obra literaria tiene que estar claramente clasificada: de 0 a 3 años, de 6 a 8, literatura adolescente, "porno para mamás"... Todo compartimentado para no tener que pensar. Dentro de cada sección hay una descripción clara de la que no te puedes salir: de 0 a 3 toca ver pasear a alguien que se encuentra animales por el camino o la descripción de lo mucho que una mamá (ya no se dice "madre") quiere a su criatura. Los adolescentes, historias de amor de instituto mezcladas con algo de sangre. De la literatura erótica de hoy ya sabes por los periódicos... Sota, caballo y rey. Todo según la última moda. Historias de usar y tirar. Si tienes suerte, encuentras a Kipling y Stevenson agazapados en la sección "adolescentes", donde seguro que ni sus autores ni la mayoría de los seguidores contaban con verlas.
Hoy fui a la librería a buscar ideas para mi hija y su sección de edad estaba literalmente tomada por libros sobre Papa Noel. Pero eso no significa que no haya nada, porque en mi caso es entrar en la web de la editorial española Kalandraka y querer gastarme todo el sueldo en libros infantiles que ni siquiera creo que le vayan a gustar a la niña. En el cine tenemos a Pixar, ese gigante capaz de convertir cualquier argumento en una película que niños y adultos ven decenas de veces sin cansarse.
No está todo completamente perdido, solo puñeteramente difícil de encontrar.
Bueeenooo. Es muy cierto que la difusión deja mucho que desear. Y hay un factor fundamental detrás del universo Manga: una industria muy potente, sólida y rentable en Japón. Los lectores japoneses pagan por los contenidos y eso redunda en una industria capaz, un márketing potente y una difusión, al menos en Japón, sin par. Fíjate que aquí los manga los publica Norma Editorial, también una factoría fuerte pero pequeñita al lado de las editoriales japonesas, que navegan en acorazados del tamaño del Yamato y más.
ResponderEliminarLo que también veo es que, como dices, la difusión tiende a clasificar hasta no dejar pensar. Y eso que casi todo está en internet, pero buscar es un esfuerzo, sobre todo mental, con lo que la mayoría, la gran mayoría, se deja arrastrar por los códigos de las modas. ¿Culpables? Todos.
La oferta condiciona la demanda y la demanda condiciona la oferta. Si hubiera una tele en España sobre libros, debates, ideas, ¿qué éxito tendría? ¿Soy pesimista, Miércoles? Me parece que un pelín. Leyendo tu opinión debe decir que sí, que no todo está completamente perdido.
Saludos.
Las fotos son inclasificables. ¿Y dices que los disfraces se los hacen ellos? Formidable imaginación y, por qué no, capacidad de trabajo. Al final uno se lo curra, y suda, por aquello que ama más. Mira, si no, el mural que estáis pintando.
ResponderEliminarQué será lo que ofrece el manga. Desde luego, para empezar, lo que sí tiene es una poderosa industria detrás que necesita creadores para seguir reproduciéndose. Los autores cuentan con ello para desarrollar sus invenciones.
Sobre los disfraces. Son pura motivación y un alarde de ingenio. Qué importante es la motivación. A lo mejor no sabemos motivar a la gente joven.
ResponderEliminar¿Qué ofrece el manga? De entrada, hay el apoyo y la recompensa de una industria de primer nivel. Luego, la irreverencia. Y luego una aguda capacidad de lograr que los espectadores se identifiquen, lo hagan suyo. Incluso en los dibujos para los más pequeños. Algo que cuesta más en los dibujos animados de esta vieja Europa.
Saludos.