Corte de manga del primer ministro griego
a la Troika comunitaria. Tspiras dice no reconocer a la Toika. Pero, ¿qué es
esto de la Troika? Un grupo de amigos formado por la U.E, el F.M.I y el Banco
Central Europeo… Que con sus brillantes políticas económicas arruinaron a media
Latinoamérica y a media Asia y que han sojuzgado la Europa del Sur, eso sí,
después de arrasar la industria ligera (poco tecnificada) de España, Italia,
Grecia y Portugal al abrir las puertas al comercio asiático. ¿Por qué hicieron
esa tontería de abrir Europa a Asia? Para poder exportar sus BMW y su industria
altamente avanzada. Vaya, lo que los chinos todavía no saben fabricar. Crecer,
crecer, pero solo algunos.
Syriza, el partido liderado por Alexis
Tsipras, prometió renegociar la deuda y centrarse en el crecimiento económico
del país. Tranquilizar a los prestamistas del norte y a los votantes de los
partidos del norte, hundiendo a sus
ciudadanos en la miseria, no es la prioridad de Syriza. Ese es precisamente el
trabajo de un líder, proteger a los suyos. Total, la U.E es lo que es, como el euro. Una asociación de
mercaderes. A Europa le falta un alma.
El truco, la estafa de la Unión Europea,
consistió en lo siguiente: un club muy selecto de gente muy rica querían ser
todavía más ricos. «¿Qué hacemos?», se preguntaron. «Invitaremos a los pobres».
Y así lo hicieron. Invitaron a España, Grecia, Italia y Portugal y otros países
pobres, diciéndoles «quedaos aquí, calladitos, y portaros bien. Al final y al
cabo, vosotros no deberías estar aquí».
Luego prestaron cantidades ingentes de
dinero a los países pobres, a sabiendas que estos nunca lo podrían devolver.
Los caciques locales (aquí se llamaron Felipe, Aznar, Pujol o Mas, Zapatero o
Rajoy) se frotaron las manos y pensaron, «qué bien, habrá un trozo de pastel
para mí». Todo perfecto. El dinero
corría a raudales. Incluso se construyeron grandes avenidas que no llevaban a
ninguna parte, para regocijo de los amigos y clientes de los presidentes, los
caciques locales, que las construían. Los ricos prestaban dinero y dinero
porque no sabían dónde meterlo pensando que, «si no nos lo devuelven, pues nos quedaremos
con la casa entera (también llamada país) y dejaremos a los pobres del sur
viviendo de alquiler para el resto de sus días», Amén. Llegó un momento en que
pensaron que ya habían prestado demasiado, y que sería bueno ir a buscar otros
países pobres para ganar todavía más dinero. Entonces fueron a Iraq, a
Afganistán, a Libia, Egipto, Siria o Ucrania, para “instaurar la democracia y
la libertad”, esto es, la dictadura de las grandes corporaciones. La del FMI,
el Banco Mundial y la Unión Europea, se entiende. Está claro que hay una doble
responsabilidad en esto de la deuda: la del que presta y la del que abre la
mano y toma el dinero. Eso es innegable. Grecia y el resto de países no
hicieron bien las cosas, y una parte de la responsabilidad es de los ciudadanos
y también de las élites de cada país.
El tema tiene su gracia. La política de
la UE viene dictada por Alemania y la desalmada (y muy corta de miras, la
pobre) Angela Merkel, que nunca será grande. El olvido es una maldición. Se
puede perdonar, pero jamás se debe olvidar. ¿Acaso no recuerdan en Alemania que
el origen del nazismo estuvo en el hundimiento, la humillación, la
desesperación que vivió Alemania durante la República de Weimar? ¿Esta gente
que dirige la UE son ciegos, estúpidos o están muertos? Adolf Hitler alcanzó el poder tras la
hiperinflación y la rotura social sufrida por Alemania provocadas por Francia e
Inglaterra y sus políticas de “devuélvame la pasta, tío”, aplicadas sin alma ni
inteligencia tras ganar la Primera Guerra Mundial. Solo los norteamericanos se
dieron cuenta de eso, pero ni ingleses ni franceses atendieron a razones.
Quisieron que Alemania les devolviera hasta la última gota de sangre y de esa
sangría nació el nazismo. Ahora vivimos el caso opuesto, son los alemanes que
exigen que se devuelva hasta el último centavo a griegos, españoles, italianos
y portugueses. Sobra mencionar cuáles serían las consecuencias, ya ocurrieron
en el pasado. Si no hay crecimiento económico, derivaremos a los extremos.
Esta Europa ya no es la solución. Esta Europa
es el problema. Otra Europa podría ser la solución. La deuda, sencillamente, es
imposible de devolver. Para que vuelva el crecimiento económico, el real, hay
que dejar de pagar para, acaso, poder pagar algún día.
Dejar de pagar, no está mal. Besos¡¡
ResponderEliminarMe gusta tu idea¡
Bueno el boceto que de la situación expones. No cambiaría nada, pero... ¿Y qué determinación(es) tomará ahora Tsipras para complacer a sus acreedores y a sus votantes? Entonces sí será un héroe para los griegos y un admirado líder para el resto del mundo. No será necesario esperar mucho para ver resultados.
ResponderEliminarSaludos.
Pobre griego, puede que esa alemana no sea nunca grande, pero sus botas le pisotearán cuando quiera si así lo decide, y no subestimes nunca el poder de Alemania, mi querido Igor, porque ahora, y a pesar de todo, son poderosos, y su poder de regeneración es inmenso, lo han demostrado siglo tras siglo.
ResponderEliminarSalut!!!
Enorme la capacidad de Alemania para reconstruirse. No, no los subestimo. Recuerdo las imágenes de las ciudades alemanas bombardeadas. Hileras e hileras de calles sin techos ni fachadas, montañas de polvo y escombros.
ResponderEliminarAunque con Grecia han cometido un error de cálculo enorme y en Ucrania han fallado, el error geoestratégico es monumental.
Lo han demostrado siglo tras siglo. Muy cierto.
Saludos.
Ah, me comentaba un amigo el comentario que he hecho sobre el yhiadismo. Bueno, no lo justifico en absoluto. Sí veo que ese tipo de terrorismo nace de la miseria, de la ausencia de un mañana mejor. Ese tipo de lucha es una atrocidad, y las atrocidades jamás deben ser justificadas. De hecho, hay que combatirlas, pero tanto Europa como EEUU han fomentado el Estado Islámico por error de cálculo y ahora quieren emendar. Espero que no sea demasiado tarde.
ResponderEliminarAhí sí que estoy contigo absolutamente.
EliminarAhora estamos todos pringados. Los del sur nos hemos convertido, vía préstamo, en nuevos defensores de la ortodoxia a ultranza. Entre los préstamos para rescate y la prima de riesgo estamos todos controlados, y, al mismo tiempo, ya no hace falta controlarnos porque pasamos a hacerlo nosotros mismos. Nos hemos "convertido".
ResponderEliminarTenemos que sobrevivir.
De todos modos, un préstamo tan descomunal va a ser difícil que se devuelva. Seguir por ahí... no sé. A lo mejor el tema no es devolver, sino tenernos cogidos, a los deudores en la trampa del deber, a los acreedores-marioneta en la trampa de la utilidad.