La espina dorsal de los relatos de Flores Amarillas es el retrato, entre
apasionado, agridulce y evocador, de un mundo en inevitable extinción: el de
las gentes y su modo de vivir de la posguerra en España. Un mundo que se
desvanece cada día más, aguado por las olas de la modernidad, un universo del
que quedan, hoy, pocos supervivientes. Susana Fuentes, la autora, se emplea a
fondo para dar fe, contar, relatar y fijar en el tiempo esos microcosmos que son
los pueblos de Castilla en los que los habitantes aman, sueñan y mueren.
Gran parte de estos 22 relatos tienen
como marco los largos años oscuros posteriores a la Guerra Civil, y una de los
activos del libro, como señalo, es volver atrás a un mundo que prácticamente ha
desaparecido, con sus aromas, códigos, maneras de encarar la vida y la muerte y
hasta el amor. El relato que abre el libro, Despedidas,
habla sobre la emigración, una despedida emotiva, en este caso da igual si del
pueblo a la capital o del país al extranjero. No deja de ser significativo que
tantas décadas después el fenómeno se repita dramáticamente. La Tía Juana, una de las historias que
más me han impactado del libro, versa sobre el amor no correspondido, que, más
allá del no, plasma como unos seres humanos sobreviven mejor o peor a tal
descalabro sentimental. Así se va configurando un universo, más rural que
urbano, de encuentros y pérdidas bajo los cielos plomizos, de escasa luz, de
una lejana tarde de posguerra. En Mi
cuerpo pide reposo, se relata la aceptación plena, serena, de la muerte, y
en ella, la confirmación de lo vivido. Justo lo contrario de lo que hacemos hoy
en nuestra modernidad, en la que escondemos la muerte en el desván, como si la
cosa no fuera con nosotros.
En otro de los relatos potentes y
hermosos del libro, Día de Difuntos,
se vuelve atrás, a la Guerra Civil, para dar homenaje a uno de los miles de
caídos anónimos, en un cuento de regusto gótico. Como también es un cuento,
esta vez poético y perfectamente circular, Flores
Amarillas, que da título al libro. El libro va tocando diferentes
registros, como el terror con gotas de humor negro de El vigilante nocturno o el relato sensual, una verdadera
celebración de la vida de ¿Un bombón?,
cuya protagonista me evocó —razones inexplicables de relación de ideas— a la
protagonista de la película de El marido
de la peluquera.
Y
los sueños,
que además de ser el título de uno de los últimos relatos, tiene algo que
satura los colores de la mayor parte de las historias. En dicho relato, con muy
pocas palabras, se describe la añoranza por el otro que desemboca en locura en
tan solo el tiempo que dura el sueño. La locura de amor y la melancolía que
impregnan, de igual modo, uno de los últimos relatos, el de Amantes en Cuenca. La escritora,
filóloga y periodista madrileña Susana Fuentes Arcos publicó el pasado
diciembre, Flores amarillas y otros
relatos de amor y muerte, un libro de relatos, la mayoría breves,
acompañados por las fotografías de Juan Ignacio de Frutos. No es la primera incursión literaria de Susana
Fuentes, que mantiene un blog con el seudónimo de Luisa Tomás (http://lopensaremanana.blogspot.com.es/)
y que ha cosechado, como narradora, diversos premios.
Pues lo has hecho interesante. Además, como lector del blog Lo pensaré mañana, creado por Susana Fuentes, estoy seguro de que los cuentos tienen que estar muy bien. Mi primer intento de hacerme con el libro ha fracasado. A ver ahora...
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