Mientras nos
enredan y nos confunden con noticias menores, léase corrupción de los partidos
y no nos vamos a engañar, también de las empresas y las personas si tienen
ocasión. Mientras nos hablan sin parar de la Europa a media luz y a media
velocidad, el auge de la ultraderecha, los milagrosos y constantes aumentos de
salarios de los (afortunados) que trabajan, la bajada de los precios de la luz
y la gasolina, el fin de la Era de Protección y Eterna Amistad de los EE.UU o
las guerras que provocan nuestros queridos dirigentes (empresas y gobiernos)
para ganar más y más y que luego generan pequeños problemas que los de abajo hemos
de apechugar sin ganar gran cosa, como el terrorismo y la emigración derivados
de las guerra de Libia, Siria, primaveras twiteras, Afganistán y etc’s por un
tubo, nos ocultan problemas mucho más graves. Ya se sabe, las cortinas de humo
sirven para ocultar la verdad.
¡Señoras y
Señores! La verdad es que durante el mes de enero de 2017 huestes fuertemente
armadas de orcos invadieron Almería, en un intento de crear la Taifa de Sauron.
Sino, cómo explicar el precio del calabacín del pasado enero. Aquí aporto una
prueba irrefutable de la invasión orca: una foto del super donde voy con el
precio del calabacín a 5,99 €/Kg. ¡Oiga! ¡Que el calabacín es casi todo agua,
coño! ¡Que tampoco tiene mucho gusto! ¡Que no lleva pilas de litio!
En febrero de
2017 (y aporto pruebas, la foto), el precio del calabacín cayó a 1,75 €/kg, que
es una barbaridad, pero que está muy alejado de los 6 €. Todo esto en apenas
unas pocas semanas. ¿Se trata de una especulación de los mercados? ¿Se trata de
que hayamos empezado una nueva Edad de Hielo pero que por algún motivo que no comprendemos
esta vez el polo norte está en el Sáhara y el hielo va ganado terreno de sur a
norte? ¡No! ¡Nada de esto!
Nos han engañado
y los orcos invadieron Almería en enero y nadie nos ha dicho nada. Y es que en
esta sociedad, la ocultación y la manipulación del ciudadano (eufemismo de
unidad de consumo) no tienen, al igual que ayer y anteayer, parangón.
Pues me tiene intrigada. Lo primero que pensé fue una peste, pero en un mes no se recupera la cosecha. Seguro que hay una explicación interesante detrás.
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