Taonos es el cuarto y más largo de los relatos de Vamurta, cuentos que enriquecen esta saga heroica, de la que acaba de ser publicada la primera novela. Taonos es también el primer relato donde manda la fantasía, la acción y la aventura. Taonos será publicada en 23 fragmentos. Si hay interrupciones serán por noticias generadas por la salida del libro de Vamurta. La idea es la de siempre: compartir una historia entretenida, un largo relato con aliento.
Taonos mezcla los mitos y los personajes de Vamurta junto a una antigua leyenda germánica.
Uno, dos, tres…
Mitologías. By Igor |
TAONOS (I)
Un relato del Mundo Vamurta
La tragedia, la épica, la aventura.
—Amor… ¿Cuándo?
—Antes del crepúsculo —contestó, sin dejar de mirar por la ventana.
—¿Por qué no estás contento? Jamás un noble de bajo rango había asumido tanto honor.
—Se oyen rumores y los martillos de los herreros arden. Se habla del norte, otra vez, de esas tierras malditas.
El semblante de la mujer se transmutó, como si algo se hubiera roto en su interior. Se llevó la mano a su gran barriga, percibiendo la vida que en ella crecía. El joven señor que, antes del anochecer, iba a ser nombrado veguer de la Marca Sur, la miraba con extraña seriedad hasta que su boca se relajó, esbozando una tenue sonrisa. Se alejó de la estrecha ventana ojival y se acercó a ella. Palpó la piel que escondía su primer vástago y luego la abrazó, besándola en el cuello.
—Un gran honor por toda la sangre que he derramado. Y tras mi nombramiento, los iguales nos encerraremos en el Salón de Gobierno. Apuesto mi espada a que resonarán las voces de esos halcones de sed mal saciada. Más guerra.
Miró a Elisabetz, que parecía abstraída contemplando el gran tapiz de la cámara. Percibía su cuerpo caliente, rebosante. Le parecieron absurdos los deberes que requerían los lazos de vasallaje, ahora que la paz volvía a las fronteras y en las llanuras del sur y del este se podría sembrar sin temor a que las espigas ardieran en la tarde. Divagó, aún abrazado a ella, hasta que sus ojos se posaron en un punto de la estancia principal de su palacio en la Avenida de la Victoria. Todo parecía reposar. La mesa y las sillas robustas, los arcones en los que su mujer guardaba los manteles y cuberterías del dote, las espadas, hachas y lanzas colgadas de la pared, esperando que alguien las empuñara otra vez. El gran fuego crepitando soñoliento en la penumbra de la tarde fría de invierno. Miraba, también, la colgadura de las bailarinas de Sira, cogidas de la mano, como si en su corrillo quisieran rodar y rodar para emerger de los tejidos que las atrapaban. Se separó de ella con cuidado.
—Que el precio a pagar no sea tu vida. No hay nada en este mundo, nada, por lo que valga la pena morir. Honor, títulos, oro… Vanidad. Es la trampa para los que se creen muy poderosos —dijo Elisabetz.
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Faltan 18 fragmentos para acabar el relato de Taonos.