Lean, por favor, esta cita Gregor Von
Rezzori (1914-1998), en su novela Un
armiño en Chernopol, de la trilogía que escribió este escritor apátrida que
se completa con Memorias de un antisemita
y Flores en la nieve. Habla de la
corrupción. Algo les resultará vagamente familiar.
«Vivimos con tantas contradicciones que
no tenemos nada que objetarle a nadie. ¿Orden? Pero… ¡por favor! ¿Qué ciudad
cree más en el orden que la nuestra? Chernopol es administrada y gobernada
conforme al esquematismo de una burocracia rigurosa que es herencia del
espíritu burocrático más anquilosado de la historia universal —el austriaco,
contra el cual nos alzamos—, y por esa razón, aun pecando de chovinistas, por
nada del mundo estamos dispuestos a admitir semejante lacra. Que, en el
proceso, esa burocracia quede prácticamente sin ejecución y efecto se debe, si
bien sólo en una parte muy pequeña, a la tan cacareada corrupción, hoy
perfectamente integrada y refinada. En una parte muchísimo mayor hay que
achacarlo a la falta de resistencia, a la maleabilidad de los gobernados y
administrados.»
Quizá ahí esté una diferencia entre países latinos y otros europeos: en nuestro país es aceptada, pero no integrada. La corrupción en el Reino Unido -por ejemplo- existe pero, cuando se detecta en los poderosos, se cambia la ley y el escándalo expuesto deja de ser delito. En España nos gusta más sumergirnos en ese mar de burocracia y real decretos que hacen referencia a otro real decreto que actualiza y modifica otro que exigirá dos fotocopias compulsadas del DNI hasta para sonarse los mocos, lo que nos deja sin más opción que el salto de las leyes, prefiriendo la mordida a entrar por el laberíntico aro.
ResponderEliminarEs verdad. Leí un tocho sobre la historia europea desde la Segunda Guerra Mundial hasta los años 90 y el autor, muy reputado, sostenía algo muy parecido a lo que comentas. Dicen los expertos que un signo de corrupción es el exceso de legislación. ¡Normas para todo! Que luego no se cumplen.
ResponderEliminar"Falta de resistencia", "maleabilidad". Vaya, parece que en todas partes la cosa empieza por lo mismo: la cesión de los administrados. En nuestro caso, además de cesión, además de dejarnos hacer, puede haber colaboración, es decir, votar a los corruptos. Esto ya no es abulia, sino simbiosis.
ResponderEliminarPura simbiosis. Tatuado en en ADN. Y nuestra querida clase política es un reflejo de todo ello y no una excepción. Von Rezzori lo retrata magistralmente.
ResponderEliminarSaludos.