11 abr 2011

Ciudad de Fantasía II

Para crearlas, basta con agitar los recuerdos. La ciudad de fantasía es una construcción mental de todo lo leído, visto e imaginado. Una sopa de piedras con ingredientes propios y ajenos.
Y en el libro las ciudades cumplen la función narrativa de ser la expresión de los pueblos o de los gobernantes que las habitan. Así, Vamurta es la representación del poder absoluto encarnado por Ermesenda. Sus enormes teatros, su esplendor, es el de la condesa, la fuerza de sus murallas y palacios también. Por contra, las urbes de las colonias (aparecen a partir de la segunda parte del libro) son conglomerados urbanos más improvisados, pero también más alegres, en sintonía con las mayores libertades de sus habitantes.

«La noche había llevado paz y reposo a las calles, vacías bajo un firmamento resplandeciente. Cerca de la brecha se veían puntos de luz palpitantes, las hogueras que habían encendido los defensores para combatir sus temores de aquella noche sin nubes y dar luz ante posibles incursiones. Ermesenda observaba, triste, aquel mundo que se había levantado con los esfuerzos de muchas generaciones de hombres grises. Miró a los tejados de los templos, a los que acudían los hombres a drenar sus culpas, el Gran Teatro donde era agasajada por su nobleza mientras las damas miraban de reojo las piedras que lucían en su escote, las avenidas que cruzaban la ciudad como grandes ríos secos entre la cuadrícula rota de las callejuelas, las mismas avenidas por las que había paseado del brazo del conde bajo las sombras de tilos y limoneros... Un viento áspero atravesó la noche, silbando entre las rendijas de las ventanas, golpeando su frente levantada. Se retiró al interior del salón, al calor de los grandes tapices que cubrían la piedra. Se sentó, un poco cansada, en su silla de tiras de cuero. Hizo llamar a Ulam otra vez, quien tan bien la había servido.» Antigua Vamurta. Capítulo V.



ciudad fantasia
Vamurta rodeada. By Igor
 


La colmena-fortaleza de Orcómeno, de un nuevo tipo, materializa el nuevo poder de los murrianos. Y otras ciudades que no menciono, tienen una concordancia con el espíritu de las gentes que las habitan. Dicen que los luteranos construyeron con grandes ventanales para mostrar que no tenían nada que esconder. Pureza de vida pública y privada. Es posible que el clima horrible de esos países también fuera otra razón. Pero algo hay de idas y venidas entre civilizaciones y arquitectura, como lo es en el caso de los árabes y la sobriedad de sus fachadas que contrasta con la exuberancia de sus espacios interiores y jardines.

Imaginar los trazados urbanos, los distintos barrios y plazoletas, las callejuelas y su música y perfumes, la silueta de puertos y atarazanas es un goce. Plasmarlo en papel ya no produce tanto placer. Todo esto, ¿para qué? En “comentarios” del post de Los Pueblos del MarEva Magallanes lo expresa mejor que yo. Dice: «ya voy comprendiendo el desafío... se trata de fundar un mundo completo, con su historia incluida, tan real que se soslaye la ficción, escrita como si, precisamente, de historia se tratase tan ficticia como la literatura ¿verdad?... me parece sumamente atractiva esa propuesta, ambiciosa». Me sorprendió, es exactamente eso. La inconsciencia puede con cualquier dificultad.

Share/Bookmark

16 comentarios:

  1. Vamurta tiene todas las formas de su biografía. Unas veces vitalista, brillante; otras temerosa, encogida.
    "Miró a los tejados de los templos, al que acudían los hombres a drenar sus culpas". ¿A los que?

    ResponderEliminar
  2. Caramba, gracias dafd, introduzco tu enmienda. Lamento estos fallos, el texto en teoría lo daba por bueno.
    Sí que oscila entre estos dos estados, buena observación.
    Y gracias por la visita.

    ResponderEliminar
  3. Maravillosa historia la que nos cuentas Igor, ya vi de nuevo a esa Ermesenda con sus piedras al cuello y despertando envidias, entre las paredes del castillo de tu fantasía....(suspiro) maravilloso, que ganas de que salga ya de una vez tu libro, que por cierto quiero una dedicatoria en la primera pagina, yo corro con todos los gastos, jejeje
    Besos guapo y gracias por estos vistazos soleados de tu novela de piel y genio compuesto, eres fantástico nene

    ResponderEliminar
  4. Imaginar todas estas ciudades... es un modo de turismo excepcional...
    Por cierto, recuerdo ese post de "Los pueblos del mar" porque por él llegué aquí ;)
    Un gusto tus descripciones.
    Besos abisales

    ResponderEliminar
  5. ¿El dibujo lo has hecho tú? Es genial, qué envidia XD.

    Leyéndote tengo cada vez más ganas de leer tu novela. ¿Tiene una fecha definida ya?

    ResponderEliminar
  6. Cada detalle de una ciudad enseña algo de los que la habitan. Interesante perspectiva...pero también hay que saber mirar.

    Pero me quedo con el dibujo, ampliado y estudiado con detalle. Que maravilla, que estímulo para la imaginación...enhorabuena :)

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Gracias a tus palabras, que hacen que parezca fácil la tarea de construir ciudades, sólo con verbo e imaginación. Tienes las armas y parece que sabes usarlas muy bien en esta batalla que es escribir. Agitar recuerdos, tirar de conocimientos, imaginar y dar el aire a las ciudades de los pobladores que la habitan. Buen resumen para una gran tarea. Ermesenda... qué ganas de conocerla. Yo, como Irene, también quiero una dedicatoria. Bs

    ResponderEliminar
  8. Hola,
    Puf,, A veces meto unos rollos que pa qué. Bueno. El próximo post va de cine.

    Tampoco hay que tener muchas expectativas con el lbiro, que está bien, pero tiene fragmentos y capítulos más flojos. Será un libro para pasar un buen rato, aunque sufriendo un poquito al principio.

    Gracias por pasaros y leeros estos fragmentos. Y qué suerte que los dibujos no desentonen.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  9. Dificil construir un universo propio, y dificil entretejer la trama en él. De los recuerdos agitados no es tan facil sacar un buen coctel, monsieur, pero obviamente usted lo consigue.

    Feliz dia

    Bisous

    ResponderEliminar
  10. Como no tengo sueño me lo he leído todo.
    Tiene buena pinta, Igor, no lo dejes.
    Buenas noches.

    ResponderEliminar
  11. Buena serie de post, estos de las ciudades.
    Yo estoy ahora enfangado en una novela con unas descripciones de ciudades/aldeas de hace cinco siglos que me gritan que lleve la acción a la selva, jeje.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  12. Ah, la serie ha llegado a su fin.
    Oye, ese proyecto que planteas tiene muy buen aroma. ¿Junglas históricas o junglas imaginadas?
    ¿Colonizaciones?
    Saludos, Pedro.

    ResponderEliminar
  13. Colonizaciones, o más bien conquista.
    Ya veremos si logro que evolucione...

    ResponderEliminar
  14. No voy a intentar comentar como antes porque el comentario real se escapó como ya me ha sucedido algunas veces en tu blog y es que creo que esta es la peor forma de comentar de las tres opciones que ofrece blogger, aunque sea la misma que yo utilizo.

    Hablaba de drenar pecados ¿cómo hacerlo si no hay templo al que pueda acogerme? Hablaba de ciudades asediadas como esa magnífica Vamurta donde quisiera estar porque aunque fuese bajo asedio, porque asediado ya me siento, incluso en mi Locus Ignorabilis... Nada. Pura basura lo que estoy escribiendo con lo que ya había escrito. Otro motivo más para machacarme la cabeza hoy. No doy una a derechas, aunque quizá mejor no dar con las derechas...

    La imagen fantástica. Ya quisiera yo poder hacer una raya así de bien, y necesito un dibujillo para la estupidez que estoy escribiendo, bueno, garabateando y bla bla bla

    Lo siento, pero nada me sale como debería últimamente.

    Seguro que este comentario impresentable SÍ consigo que se publique.

    Saludos, Lluís, y tengo muchas ganas de poder leerte ya.

    ResponderEliminar
  15. Dissortat,
    El libro está bien, tiene buenos momentos, pero no te creas que no es ninguna maravilla. Ahora he terminado con la editorial las correcciones, y, a toro pasado, ves cosas que te gustaría borrar.
    Tómate Antigua Vamurta como un entretenimiento, y si luego hay algo más, mejor.
    Locus Ignorabilis... ¡Señor! Qué buena escapada.

    ResponderEliminar