Una poesía nocturna. O un poema a la noche. Dijo Aina, «Igor, pásalo al otro blog, ¡hombre!». Señor, sí señor. Y gracias por la idea. Traducí el poema del catalán al castellano. Se pierde en la traducción la métrica, los juegos internos, los acentos y sonidos que bailan y la suavidad del catalán cuando es lijado con papel rugoso. Pero a esta traducción (basada en el traductor google del otro blog) le he dado otros giros. Divertido juego. Recientemente he incorporado este poema al libro de Poemas 3,14.
El original en el blog de Poemes al Pati, he aquí el link:
http://poesia4patis.blogspot.com/2012/01/si-es-de-nit.html
http://poesia4patis.blogspot.com/2012/01/si-es-de-nit.html
Noche, by Igor. |
Llega la NocheIgor Kutuzov
Se descuelga blanda por los cabellos del bosque
a oscuras se desliza sobre el silencio del agua,
los párpados ciegos sueñan ventanas.
Oleaje de quejas, imágenes y cristales
asoman en el aroma de la noche dormida,
el corazón desvestido por corrientes subterráneas.
No soy el de hoy, ya recuerdo las rutas.
Golpes, las membranas del corazón, ¿dónde estás?,
en la calle muy ancha y sin nombre, la noche,
donde miles llegan, diluyéndose. Vuelven.
Resuena la canción de cuna, ¿dónde has estado?,
aquí, ¡tan cerca! Remendando las leyendas
que calman mis manos retorcidas de hoy.
También estas flores que se incendian y se alejan
dejando regueros de desperdicios, ¡hasta nunca!
La noche hace llover matices, la brisa
dice, musgo en los oídos, de otras melodías
no preguntas pero van llegando respuestas,
más respuestas muriendo en la arena mojada.
No te molestas en recogerlas, como las conchas
que has ido dejando aquí y allí y en otras playas.
Creo que es la brisa y esta música que flota
para ir elevándose hasta arriba,
agarrándose a las paredes del patio, creciente.
Los grises muertos que tanto amo
en la ciudad de los colores, el amor del puerto
subiendo fétido y vital, charcos barnizados con lunas,
las voces que se van perdiendo en el tiempo,
madera negruzca de una mesa, bar de medianoche,
los pasos besando calles torcidas, Casco Antiguo,
el jardín de luces, bombillas solitarias de pensión ,
reflujo del aria a lo largo del paseo deslumbrado
abriendo el iris, calando en las mandíbulas abiertas.
Sangras porque morir es la continuidad,
las fachadas desmoronándose, el yo silenciado, sueños,
palabras extraviadas en llanuras de hierba violácea,
las distancias que la noche, ya herida, exhala en un salto.