Tamboras, hijo de Zintala y hermano de Osapa, nació del vientre de la primera mujer, Osana, dejada sobre la playa por una ola. Tamboras, no siendo todavía hombre, arrancó la pierna izquierda de su padre, pues este quería arrojar a la boca del volcán Ondiarriatzala a su lobezno, que había sido recogido en la primera incursión del dios en los profundos bosques, hermosos y oscuros. Con la tibia de su padre, fabricó una espada de hueso capaz de perforar las almas de roca, que guardaban con celo el fuego de un relámpago. Tras esa hazaña, recorrió valles y llanuras, acompañado por aquel lobo que poseía el don de la invisibilidad, al ser capaz de transformarse en un enjambre de abejas. Y en su odisea, cortó montañas creando los valles primigenios y sembró el mundo, poblándolo de distintos seres que a su vez se multiplicaron hasta cambiar la tierra, los mares y el firmamento.
Dioses y Hombres Rojos (II)